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2018-capitulo-1

Si alguien me preguntara cuáles son las tres cosas de las que me gustaría librar al mundo, probablemente desearía la erradicación de la guerra, la pobreza y Umezono Komaki.

Umezono Komaki.

En la superficie, solía aparentar ser la persona más perfecta del mundo.

Tenía una gran personalidad, destacaba en el atletismo y mantenía un alto rendimiento académico. La gente a menudo la apodaba, una “belleza perfecta e inalcanzable”, pero eso no impidió que un flujo constante de chicos intentaran captar su atención.

Sin embargo, ninguna de esas personas conocía la verdadera naturaleza interior de Komaki. En realidad, su personalidad contrastaba marcadamente con su buena apariencia. Ella era malvada y maliciosa, y siempre estaba mirando a otras personas con esos ojos brillantes y maliciosos que tenía.

Quiero decir, incluso la situación en la que nos encontramos ahora debería bastar para entender su forma de ser.

“Oye, ¿Cuánto más tengo que esperar?”

Preguntó, mirándome desde el escritorio en el que estaba sentada. Tenía las piernas cruzadas con arrogancia mientras empujaba mi hombro con los dedos de sus pies. Apreté mis labios con fuerza, transmitiendo en silencio mi frustración.

“¿Qué pasa con esa carita? ¿Has olvidado quién perdió nuestra pequeña apuesta”

Habló con un tono burlón, que recordaba a esos jefes matones que verías en la televisión.

Bueno, ella no estaba equivocada del todo. Yo fui la que perdió.

Yo fui quien inició una competencia basada en nuestras notas de mitad de período, aunque fue Komaki quien incluyó el castigo de que “la perdedora debe ceder su dignidad a la ganadora”.

“Ahora date prisa y hazlo.”

Komaki comentó mientras presionaba su dedo índice contra sus labios. Sus labios, relucientes y con brillo labial de colores, parecían tan suaves. Había oído que muchos chicos de nuestra clase habían admitido que sentían muchos deseos de besarla e incluso habían soñado con ello.

Es cierto que, a pesar de ser una chica, incluso yo encontré bastante atractivos los labios de Komaki. Sin embargo, la idea de besarla nunca antes se me había pasado por la cabeza.

No importaba lo hermosa que fuera: ambas éramos chicas. Y lo más importante, es que Komaki tenía una personalidad terrible y fastidiosa.

“Quiero que me beses por tu propia voluntad, Wakaba… y no te dejaré en paz hasta que cumplas tu palabra.”

Ya lo sé. Y deja de decir mi nombre tan casualmente, me está dando vergüenza.

Sabía que nada bueno saldría de nuestra pequeña apuesta en el momento en que Komaki mencionó la palabra “dignidad”, pero realmente pensé que podría ganar esta vez, así que acepté el desafío.

Bueno, perdí. De hecho, ni siquiera estuve cerca de ganar. Había una enorme diferencia de más de diez puntos entre nosotras. La brecha en nuestras puntuaciones era más amplia que toda la Fosa de las Marianas, era imposible negar la realidad.

Incluso si decidiera escaparme de cumplir mi parte de la apuesta, si mañana mostrara mi cara en la escuela, de seguro sufriría mucho bullying o burlas. Conociendo a Komaki, definitivamente se aseguraría de eso.

¡Pero vamos! ¡Es mi primer beso!. Llevo quince años soñando con un primer beso perfecto. Es cierto que nunca ha habido una oportunidad para ello hasta ahora, pero estoy segura de que no quiero entregárselo a Komaki, de todas las personas del mundo, ¿Por qué tenía que ser justo ella?

“Bien, pero cierra los ojos”

“¿Qué, ahora el perdedor puede darle órdenes al ganador?”

Casi le grité al escucharla hablar tan groseramente.

En serio, ¿Cómo podía estar tan serena en un momento como éste? Supongo que no debería sorprenderme ya que estamos hablando de Komaki. Ella ya debía haber tenido una buena cantidad de experiencias con varios chicos, así que no era como si este fuera su primer beso ni nada por el estilo.

Aún así, no tenía la menor idea de por qué su idea de pisotear mi dignidad implicaba pedir mis labios.

La idea de utilizar los besos como castigo era algo típicamente reservado para las parejas cuando coqueteaban. Por mucho que odiara admitirlo, éramos amigas de la infancia, pero ciertamente no estábamos saliendo. Sin embargo, habiendo conocido a Komaki desde hace tanto tiempo, era consciente de su falta de sentido común en muchos sentidos.

Honestamente hablando, incluso si yo fuera un chico, ella probablemente sería la única chica con la que nunca saldría.

Oh, cómo desearía poder revelar la desagradable personalidad de Umezono Komaki y al fin disfrutar de la angustia y decepción de todos los chicos de su club de fans. Por supuesto, era consciente de que nadie me creería aunque dijera eso.

“Como sea, haz lo que quieras, pero yo si mantendré mis ojos cerrados”

Me levanté y me estiré para alcanzarla. Sin embargo, incluso cuando intenté besarla, Komaki no hizo ningún esfuerzo por levantarse del escritorio en el que estaba sentada. En consecuencia, no tuve más remedio que colocar mis manos justo en sus hombros, levantándome para acercarme a su hermoso rostro.

Adiós, mi primer beso. Te extrañaré. Ya ni siquiera me importa lo que me pase después de esto.

Cerré los ojos y choque mis labios contra los de ella.

Ni siquiera hubo un sonido ni nada. Nuestros labios se encontraron en silencio. Los suyos se sentían suaves y temblorosos, casi como gelatina, pero tenían el calor de otra criatura viviente.

Fue una sensación un poco extraña. Había fantaseado con besar a un estudiante de último año del que solía estar enamora en el pasado, pero nunca imaginé que unos labios fueran tan suaves.

Estos labios sin duda pertenecían a una chica cien por ciento segura. Sin embargo, a pesar de ser una chica, sus labios se sentían completamente diferentes a los míos. Dudaba que los míos alguna vez se sintieran así de suaves o cálidos.

Cerrar los ojos resultó ser un error. Privada de la vista, mis otros sentidos parecieron agudizarse. Me gustara o no, podía sentir claramente a Komaki y la sensación de sus suaves labios. No estaba segura si estaba captando el aroma de su champú o quizás de su perfume, pero de cualquier manera, ella emitía un dulce aroma fragante y adictivo.

Esto está mal, esta mal… ¡esto está muy pero muy mal!

Grité en mi mente, pero a pesar de eso, sentí como si hubiera una voz susurrándome al oído, diciéndome que me entregara a la agradable sensación que Komaki me estaba dando.

“… Ey.”

La escuché decir en tono irritado. Sin embargo, antes de que pudiera preguntar qué pasaba, sentí sus manos sosteniendo mi cabeza.

“… ¡¿Mmmm?!”

Mientras lo hacía, separó con fuerza mis labios con su lengua y la deslizó dentro de mi boca. Su lengua suave y elástica se movía libremente, casi como si se hubiera convertido en una entidad viviente separada. Acarició mi paladar, las encías y la parte posterior de los dientes.

No hay forma de que esto me esté sucediendo ahora.

El hecho de que Komaki llegara tan lejos sólo demostró que algo andaba mal en su cabeza. Le di una palmada en la espalda, pero ella no mostró signos de soltarme.

Después de darme cuenta de que la resistencia era inútil, perdí la fuerza de mi cuerpo.

Una vez escuché, que poder hacer un nudo con el tallo de una cereza con la lengua significaba que eras un buen besador.(nt: cosas japonesas XD)

Mis amigas y yo lo habíamos discutido antes, y pensándolo ahora, estoy bastante segura de que Komaki no tendría problemas para hacer un nudo con la lengua si quisiera. A medida que me volvía más distraída y perdida en mis pensamientos, casi como si estuviera disgustada por mi distracción, Komaki me apretó la nariz.

¿Está tratando de matarme?

Instintivamente agité mi cuerpo para resistirme, pero eso solo empeoró mi dificultad para respirar, asfixiándome aún más. Intentando desesperadamente recuperar el aliento, la saliva de Komaki invadió mi boca.

Mi corazón estaba lleno de resentimiento hacia Komaki mientras mi cuerpo absorbía más de ella. Parecía como si todo mi ser estuviera siendo contaminado lentamente por Komaki, haciéndome sentir como si estuviera a punto de perder el control sobre mí misma.

Después de un rato, nuestros labios finalmente se separaron. Rápidamente giré la cabeza y respiré profundamente.

“¡Eres lo peor! ¡ ¿Llegar así de lejos se considera normal para tí?!”

Ese fue el final de mi primer beso.

Independientemente de quién sea o cuántas docenas de personas pueda llegar a besar en el futuro, dudaba que alguna vez pudiera olvidarme de esta primera vez.

Bueno, no es que yo supiera si llegaría a besar a tanta gente en el futuro.

“Por supuesto que sí. Aceptaste cederme tu dignidad, Wakaba. Te das cuenta de que eso es lo mismo que decir que no se te permite tener dignidad, ¿verdad? Eso también significa que no tienes derecho a oponerte a lo que sea que te haga”.

Dijo Komaki mientras atrapaba mi cuello entre sus piernas. En este punto, ni siquiera me sorprendería que intentara estrangularme así. Conociendo a Komaki, definitivamente podría hacerlo si quisiera. Podía sentir el sudor frío empezando a gotear por mi espalda.

“Bueno, supongo que era de esperarse que no recordaras eso, Wakaba.”

Miré a Komaki y nuestras miradas se encontraron. Sus brillantes ojos marrones tenían un brillo sádico.

“¿Qué tal esto? Si puedes ganarme sólo un reto, recuperarás tu dignidad. Por otro lado, cuanto más pierdas, más cosas importantes te quitaré. ¿Qué opinas?”

No era como si yo tuviera voz y voto en nada de esto.

Lo que quisiera no importaba. Era prácticamente una orden y no tenía opción de negarme. Si rechazaba su propuesta, Komaki simplemente me obligaría a cumplir con sus caprichos y me sometería a algo similar a lo que ella hizo hoy. En ese caso, no tenía más remedio que intentar ganar.

Por un momento, me imaginé cayendo eternamente en un pozo sin fondo. Sentí que pronto descubriría si era sólo mi imaginación o no.

Miré a Komaki.

“Bien. Acepto.”

Komaki sonrió. En la superficie, podría haber parecido un ángel, pero a mis ojos, fue como ver a la Parca sonriéndome.

“Excelente. Me gusta cuando eres honesta, Wakaba.”

Me llamó por mi nombre repetidamente hasta el punto que sentí como si estuviera tratando de acosarme. La miré con odio cada vez que lo hacía, pero parecía no tener ningún efecto sobre ella.

Como estaba satisfecha con mi respuesta, sus piernas me soltaron. Inmediatamente me alejé de ella y agarré mi mochila del suelo. Si me quedaba aquí por más tiempo, podría pasar algo aún peor.

Caminé hacia la puerta del salón y puse mi mano en la manija.

“Wakaaaaba.”

Escuché su voz llamarme detrás de mí en un tono cantarín. Cuando me di vuelta por reflejo, vi a Komaki mirándome con una sonrisa en su rostro.

El resplandor del atardecer que entraba por la ventana del aula parecía bendecirla con su luz. Al ver esto, me sentí sin aliento, como si estuviera en presencia de un ser superior, y su aura intensa y opresiva hizo que mi pecho se estrujara.

“Entonces, ¿Cómo te sentiste cuando alguien que ni siquiera te agrada te arrebató tu primer beso?”

Su voz era clara y sonaba suavemente como una campana. Me hizo querer taparme los oídos.

“Fue absolutamente asqueroso. Si esto fuera el Japón del pasado, estaría cometiendo seppuku ahora mismo.”

“Dices eso ahora, pero tenías esa expresión en tu rostro que parecía como si realmente lo estuvieras disfrutando. ¿Quieres que te lo muestre?”

Sin esperar mi respuesta, ella puso una expresión embelesada. Tenía las mejillas sonrojadas, los ojos desenfocados y parecía ebria de placer.

Por un momento, no pude evitar admirar sus habilidades de actuación. Sin embargo, inmediatamente después, pude sentir mi cara calentarse de rabia y vergüenza.

“¡No era así como me veía!”

“Sí, fue así… Eh, supongo que debería tomar una foto la próxima vez para demostrártelo.”

“No habrá una próxima vez.”

Abrí la puerta con fuerza. La puerta mal colocada traqueteó, produciendo un ruido metálico, como si reflejara el crujido de mi corazón.

“Sí, lo habrá. Quiero decir, nunca antes has ganado nada contra mí, y eso nunca cambiará”

No tuve respuesta a eso, así que simplemente salí del salón de clases sin decir una palabra más. Tenía la intención de alejarme dándole la espalda, pero antes de darme cuenta, ella estaba parada a mi lado, sosteniendo mi mano.

“Sabes, si eso te frustra, ¿por qué no intentas ganarme en algo? No es que puedas hacerlo, por supuesto.”

Dijo mientras me arrastraba con ella, sus pasos eran tan elegantes como los de un hada. Como vivíamos cerca la una de la otra, incluso cuando intentaba ir a casa sin ella, ella siempre terminaba viniendo conmigo.

Cuando me gradúe de la escuela secundaria, me aseguraré de ingresar a una universidad en Tokio y así liberarme, por fin, de Komaki.

Con mi nueva determinación, me humedecí los labios con la lengua.

Los restos del toque y la fragancia de Komaki persistieron por bastante tiempo, lo que me llevó a morderme el labio inconscientemente.