Shoujo Jian - “Titulares”
— ¿Por qué tengo que cocinar para ti?
Fue lo que dijo Kyōno Tsukiko con una voz fría mientras usaba un delantal. Es una compañera de clases, de largo y fino cabello negro con un rostro con buenas facciones que la distinguen bastante bien.
Aunque es verano solemos ir a las clases suplementarias de la escuela ya que el semestre pasado no nos fue tan bien así que terminamos reprobando algunas materias. Después de las clases suplementarias, por la tarde, Tsukiko vino sin previo aviso a mi Mansión de una habitación trayendo consigo ingredientes suficientes para hacer ‘Nikujaga’, cabe mencionar que aún llevaba su uniforme puesto.
“Supongo que ya que vives solo, no te alimentas con más que con porquerías”. Dijo. Así fue como entró y llegamos a esta situación.
Después, asumiendo el papel de haberla forzado a cocinar para mi, con un claro gesto de disgusto comencé a cortar las verduras mientras hacía ruido con el cuchillo.
— Incluso te hice usar un delantal rosa.
— No. Eso lo traje yo. Seguramente piensas que es ridículo que esté usándolo mientras llevo puesto el uniforme ¿No es así?
— No tengo ese tipo de ‘gustos’, sabes.
— ¡Eres el tipo de persona que no capta indirectas! ¡Hmph!
Tsukiko continuó en silencio vertiendo los ingredientes en la olla.
Vivo sólo ya que mi padre a causa de su trabajo fue transferido al campo. No había ninguna preparatoria cercana así que tuve que quedarme en la cercanía a mi ciudad natal. La casa donde vivíamos como familia era bastante grande como para vivir solo así que me mudé.
Es una vida bastante libre y tranquila aunque Tsukiko viene muy seguido.
— ¿Necesitas ayuda con eso?
— No. Está bien, espérame sentado.
Con eso dicho, me dirigí al sofá y encendí el televisor en el canal de las noticias. Nada interesante; corrupción, niños desaparecidos, robos bancarios, política, chismes de famosos, exhibición sobre la historia de los cañones en el museo, un anuncio sobre el desarrollo de una nueva medicina que resultó ser falso y un largo etcétera. Ninguna de ellas me interesa. Aburrido.
En ese momento fue que la gato saltó al sofá y le acaricié la cabeza, tiene un pelaje muy bonito.
— Nunca imaginé que tendrías un gato, Natsume.
Mencionó Tsukiko.
— ¿Es la primera vez que la ves, no es así?
— Sí. No estaba la última vez que vine.
— De hecho la recogí la semana pasada.
— ¿Estaba abandonada?
— En la puerta frontal. De hecho.
Respondí mientras la acariciaba debajo de la barbilla, cuando lo hago suele cerrar los ojos en placer. Es una cosa tan adorable.
— ¿Tiene nombre?
— Aún no me he decidido ¿Cuál debería ser?
En eso, la comida que ya estaba lista fue servida.
Me senté frente a Tsukiko y comencé a comer el estofado. Hay muchas verduras y carne… se nota que está preocupada por mi salud.
Cómo amante de los gatos, también alimenté apropiadamente con leche al gato. Coloqué el plato con leche en el suelo y en seguida comenzó a beberla.
Después de terminar su plato de leche inmediatamente saltó a mi regazo buscando mimos, así que, mientras usaba una mano para manejar los cubiertos y comer, con la otra mano acariciaba al gato bajo la mesa.
Después de comer, nos acomodamos juntos en el sofá y vimos una película. No era la gran cosa, algo de acción cliché. Aún así, las escenas tenían un poco de comedia y eso la hacía divertida y entretenida.
Mientras veíamos la película y voltee a ver el perfíl de Tsukiko, no pude evitar recordar lo que los chicos de la clase dijeron.
— Kyōno es realmente hermosa ¿Verdad? Deberías salir con ella…!
— ¡Definitivamente! ¡Ah~ me encantaría que regañe~!
— Quizá sea más modesta en su vida privada ¿No?
Una conversación superficial y trivial entre chicos y en ella, Tsukiko era tema de conversación.
Y ahora mismo, me encuentro en una habitación a solas con Tsukiko.
Su blanca piel, delgados y finos labios, ojos rasgados y largos brazos y piernas. Aunque parece ser delgada, en realidad tiene más pecho del que aparenta. Recuerdo haberlo notado cuando usaba chandal durante una clase de educación física.
Hemos sido amigos desde la escuela primaria, y aunque, para este punto podría ser normal para un chico notar a su amiga de la infancia como una chica al entrar en la preparatoria, con Tsukiko no fue el caso.
Desde niña Tsukiko ha sido madura a la par de hermosa. Al punto que muchos chicos la consideran su primer amor.
— ¿Ocurre algo?
Al darse cuenta de mi mirada, Tsukiko volteo a ver en mi dirección.
— ¿Aún estás hambriento?
— No, no es nada.
Por un momento me quedé mirándola fijamente pero no quiero que piense que estoy pensando en algo así, así que abruptamente voltee a ver hacía otro lado. La actitud un tanto áspera de Tsukiko puede ser problemática pero yo también soy bastante terco.
Con la intención de disimular, tomé al gato y comencé a acariciarlo.
— ¿Te sientes sola mientras estoy en la escuela?
Respondió con un maullido.
— ¿Quizá debería conseguir otro? Aunque dicen que cuidar más de uno es complicado.
Al apretar nuevamente su patita la gata maulló. Se suele decir que los gatos no son muy adeptos a ser mimados constantemente pero no parece ser el caso con ella.
Mientras me divertía jugando con el gato pude ver la cara de póker que tenía Tsukiko mientras le lanzaba una mirada fría al gato. Así que la tomé suavemente y la coloqué al lado contrario de Tsukiko.
— ¿Deberíamos jugar a algo?
Al preguntarle, Tsukiko respondió “Hah?” con una cara de pocos amigos. Tal como una pandillera.
— ¿Eh? Espera, espera… ¿Estás insinuando algo como que estoy celosa porque estás dándole toda la atención al gato? ¡No! ¡No! ¡Y no! ¿Podrías no asumir algo como eso? ¡Estás más que equivocado! No me siento celosa, para nada.
— No, es que ella parecía aburrida.
— Quizá tu mera presencia es aburrida.
— Aún así tú vienes a pasar el rato voluntariamente.
— ¿Qué estás insinuando con eso?
— No hay nadie que pueda ser honesto cuando le tocan las fibras sensibles.
Tsukiko me miró fijamente y con voz firme dijo: “Voy a quemar toda esta habitación”.
— Eso suena peligroso~…
Aún con sus comentarios terminamos jugando a un videojuego de luchas.
Si yo ganaba, ella decía “Aburrido”. Pero si yo perdía decía algo como “Muy sencillo, aburrido”.
De todos modos, ella se ponía un poco agresiva. Una chica que pega y empuja. Así que cuando intenté devolverle un poco el golpe y le di un ligero puñetazo en el hombro, vino un contraataque fuerte. En un vaivén de golpes terminamos enredados entre empujones, y como soy más fuerte, terminé empujando a Tsukiko al suelo y quedé encima de ella. Estábamos demasiado cerca y me di cuenta una vez más, de lo bonita que es Tsukiko como chica, lo que me puso un poco nervioso.
Entonces repentinamente Tsukiko se volvió dócil y apartó la mirada hacia un lado. “No me gusta este tipo de cosas”, dijo con la expresión demasiado delicada. Me disculpé y aparté inmediatamente.
Después de un rato, Tsukiko recuperó su ánimo y, frunciendo el ceño, dijo ‘Sí, Natsume es todo un idiota’, mientras empujaba mi espalda con sus pies descalzos.
Tsukiko es una chica inestable.
Pero todo esto es mi culpa. Si lo dijera en voz alta, seguramente Tsukiko diría algo como ‘¿Eh? ¿Por qué sería culpa de Natsume? Realmente es un fastidio cuando haces esa cara de ‘todo el dolor del mundo es culpa mía’, te agobias y terminas diciendo cosas así’.
A pesar de eso, sigo creyendo que si hubiera estado allí hace cinco años, en aquel día de verano, las cosas podrían haber sido diferentes.
Mi casa está justo a medio camino entre la preparatoria y la casa de Tsukiko. Ella todavía no se siente cómoda caminando sola por la ruta. Por eso, la verdad es que descansa en mi apartamento como un punto intermedio.
— ¿Quieres que te acompañe a casa?
Le pregunté.
— No, está bien, puedo ir sola.
Respondió. Seguramente ella está haciendo un esfuerzo por valerse por sí misma. Así que decido despedirla en la puerta.
Tsukiko se pone sus zapatos, pasa sus pies primero por los calcetines y se calza los zapatos.
Bueno, solo tiene que atravesar la zona comercial, así que estará bien. Sin embargo, esta noche parece que Tsukiko no tiene intención de irse. Se queda parada en la entrada con los zapatos puestos, jugueteando nerviosamente.
— ¿Qué pasa?
Pregunté.
— Bueno, es solo que…
Respondió entre titubeos.
Con una expresión como si quisiera decir algo teniendo el ceño fruncido.
Tsukiko tiende a hacer algo completamente inesperado desde ángulos inusuales. No tenía ni idea y no había notado ni el más mínimo indicio, pero tal vez esto pueda ser una confesión de amor.
En ese momento, pensé en ser muy exagerado y malicioso como venganza por todas las veces anteriores que me había molestado. Pero estaba completamente equivocado.
— Es sobre ese gato.
Dice mientras su mirada se posa en el gato descansando en el sofá.
— Puede que sea solo que mis ojos estén mal o que mi mente me esté jugando una broma, pero… no veo a un gato.
Dijo tímidamente con un tono reservado.
— No lo veo como un gato…
— Está en posición cuadrúpeda, incluso lleva collar y tiene orejas de gato. La cuido como a una mascota y parece disfrutarlo como una mascota…
— … Pero para mí, me parece una niña pequeña… ¿Me estoy volviendo loca?
— No hay nada mal contigo, Tsukiko…
Porque… Lo que tengo como mascota es una niña de primaria. Es la niña que ha desaparecido, la que ví en las noticias nacionales hace un momento.
•••••
Aunque mantenía una expresión sombría, guié a Tsukiko a que tomara asiento. Para este punto, ella aún no ha logrado comprender la situación. Con un gesto de clara confusión, Tsukiko miró a la gata que estaba a su lado en el sofá. Para ser justos, aunque la trate tal cual fuese un animal, no es de extrañar que las demás personas la noten a simple vista como una niña de primaria. Ciertamente lo es.
En ese momento en las noticias daba inicio un informe especial sobre el tema en cuestión. Ya que simplemente decir que una niña de primaria está desaparecida no es suficiente para esclarecer la gravedad del asunto.
Podrían darse titulares sensacionalistas como “Sabor a chocolate: Asesinatos en serie de niños de primaria durante el verano”.
Para el inicio del verano ya hay dos víctimas. Ambas siguen el patrón donde desaparecen y una semana después son encontradas. Actualmente hay una tercera desaparición. En este momento, durante el informe, se muestra el rostro de la niña en cuestión, Yukimi Fumika.
Una niña bastante ingeniosa de la cuál ya ha pasado una semana desde su desaparición, y según el patrón, podría convertirse en la tercera víctima infantil encontrada con chocolate en la boca.
El presentador, con una clara expresión de angustia pide a los televidentes y posibles testigos a compartir información que pueda resultar útil para su localización.
Mientras que, esa misma niña ahora se encuentra en esta habitación usando un vestido de Lolita gótica en combinación de una correa.
Al darse cuenta de la situación, la reacción de Tsukiko fue… Un llanto desgarrador.
— … ¡No puede ser posible..!
Dijo mientras su bello rostro se deformaba en medio del llanto y sus secreciones nasales que brotaban vivazmente.
— Aunque siempre he sido dura contigo, Natsume sabes… nunca creí que fueras tan malo… Creía en ti pero ahora… haciendo esto…
— Tsukiko, por favor, cálmate.
— ¡Eres terrible, Natsume! ¡Esto es demasiado!
— No es del todo como crees, hay ciertas circunstancias que…
— ¿¡Qué podría ser diferente!? ¡Esa es la niña desaparecida! ¿¡No es así!? Secuestro, confinamiento… ¿Es algo así, no? Y aún así… tenerla como mascota… Eso no es humano. Hace un momento… durante la cena…
Con la intención de alimentar al gato le serví su respectivo plato de leche en el suelo. Es decir, la niña de primaria se agachó para lamer el plato.
— ¿Aún cuando no estoy… haces cosas así?
— Bueno… algo así.
— ¡AAAAAAAAAAHHHHHH!
Tsukiko gritó considerándome como la peor escoria jamás engendrada por la maliciosa oscuridad de la sociedad moderna.
— ¡Está mal! … Por favor Yukimi, di algo…
— ¡Nyan~!
Yukimi Fumika, la niña de quinto grado, continuó maullando con una expresión de completa inocencia en el rostro dejando en evidencia la diligente crianza que ha recibido, claro, la referencia a qué es una gata es meramente metafórica. Aunque, sigue siendo una adorable niña humana imitando a un gato.
— Uguhg…
Tsukiko me mira con total repulsión.
— Está entrenada…
— ¡No es eso!
— Bien, tal vez debería ser yo quien se encargue de Natsume…
— ¡Espera… eso es demasiado!
— ¿Entonces? ¿Te vas a redimir entregándote a la justicia?
Entre lágrimas Tsukiko sacó su celular. Después de todo, todo lo que tiene que hacer es presionar el botón y resultará en una llamada a un número de tres dígitos.
— ¡Esto es serio! ¡Yukimi, di algo!
Finalmente, Yukimi habló usando lenguaje humano.
— Tsukiko-san, estamos en el quito piso.
— Cierto, aseguremos que vengan al quinto piso.
— ¡Hey! ¡Todo esto es un malentendido! ¡Yukimi, toma con seriedad el asunto!
¡Los niños de hoy en día tienen mucho valor para no dudar en llamar a la policía!
— Sí, es un malentendido. No es en el quinto piso. Es consensuado.
— ¿Están de acuerdo como Amo-Mascota?
— Es correcto.
Hacer esto en mutuo acuerdo sólo genera más dudas.
— Hago esto debido a circunstancias inevitables. Explicar el motivo de que estoy tratando a Yukimi como mi gata es peligroso y más complicado de lo que parece…
Tsukiko me mira con frialdad.
— Parece que no tiene sentido que lo diga yo. Yukimi, por favor.
— Natsume está en lo correcto. Realmente fuí que le pedí que lo hiciera.
— Estás siendo influenciada…
— No es verdad. Sólo me entrenó un poco.
— ¿¡Eh!? ¿¡Por qué dices algo así cuando se supone estamos aclarando un malentendido!?
— Bueno… es que anoche, Natsume-san se enojó mucho conmigo…
— Eso es porque estabas despierta hasta tarde ¿No?
— Pero te estabas portando como una madre molesta diciendo cosas como “Come esto, y aquello” y “Duérmete temprano”.
— ¿No soy lo suficientemente loable?
— ¡Me arrojaste al suelo y me hiciste dar vueltas y vueltas ¡Y vueltas!
— En ocasiones los juegos se pueden salir de control, sabes.
El juego de distraer al gato con algo y hacerlo dar vueltas.
— ¡Mi cabeza daba vueltas! ¡Fue muy difícil!
Después de decir eso, Yukimi cambio su semblante a uno más serio dirigiéndose a Tsukiko.
— Y aún con todo eso no parece que Tsukiko esté pensando en la situación.
Aún dicho eso…
— Yukimi-chan… debió ser muy difícil ¿Verdad?
Dijo Tsukiko con los ojos inundados en lágrimas y con la imaginación a tope.
— Eso se llama síndrome de Estocolmo.
— Oye! Yukimi no siente tanto miedo conmigo como para tergiversar sus sentimientos! Más bien, está bastante cómoda. Incluso puede ver los programas que su mamá no le permite.
— Tranquila. Pronto te darás cuenta que ese hombre es la peor escoria humana.
Tsukiko parece tener una idea sobre quién soy pero bueno, eso sólo considerando los hechos a grandes rasgos. Y de hecho, de esa forma sólo parece que soy un degenerado.
Y aún así, después de que la policía nos atrape el problema solo empeorará para Yukimi.
Con eso en mente, con total seriedad en su rostro, Yukimi le da una breve introducción a Tsukiko anticipando que es posible que no le crea:
— Es totalmente necesario que me convierta en un gato aquí. Si no lo hago… el 31 de agosto, moriré.
La implacable expresión en el rostro de Yukimi hizo que a regañadientes Tsukiko cambiará de opinión y guardará el celular antes de llamar a la policía.
Sin embargo, parece que Tsukiko no logra entender con claridad lo que Yukimi está diciendo, mostrando una expresión de confusión. Es comprensible. Cualquiera se sentiría así. Es por eso que Yukimi no había mencionado esto hasta el último momento.
— Estoy siendo un gato porque si no lo hago, mi vida terminará.
Explica Yukimi detalladamente.Tsukiko respondió con un tono reflexivo, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.
— Ya veo, si esa es la razón, entonces tal vez no haya otra opción…
— ¿Ah? ¿Te la creíste así y ya?
— ¿Ah? ¿Estás insinuando que soy tonta o algo así?
— Hah… que fastidio…
— ¡No soy ninguna tonta, eh!
Tsukiko es del tipo impulsiva, aunque en su registro escolar se hace la recomendación de “Desarrollar la habilidad de pensamiento reflexivo”. Por eso no le gusta que le llamen tonta, se esfuerza tratando de comprender las cosas que no le resultan tan sencillas pero cuando no lo logra, simplemente asiente con una expresión complicada y al final termina diciendo cosas como “Si, puede ser”. Aceptando lo que se le ha dicho. O sea, es fácil de convencer.
Gracias a eso parece que ser que me salvaré está vez.
— Si, sí esa es la situación entonces creo que tiene todo el sentido. Siempre tuve la cabeza fría al respecto.
Dijo mientras asentía para sí misma.
— Por favor, no llames a la policía.
Le imploro.
Justo en ese instante, Tsukiko frunce el ceño con una expresión de desconcierto.
— Bueno, hay circunstancias inevitables para que Yukimi tenga que actuar como mascota, ¿Verdad?
— ¡Así es! Ser un gato es crucial!
— Bueno… ¿Y por qué tiene ese atuendo?
Dijo Tsukiko mientras entrecerró los ojos en dirección hacia Yukimi.
Yukimi lleva una diadema con orejas de gato y un collar.
— Porque soy un gato.
— ¡Me refiero a la ropa!
Yukimi lleva un vestido negro con volantes, una minifalda con medias hasta las rodillas.
Un completo atuendo de moda estilo Lolita.
— De alguna forma, es muy sospechoso.
— Ciertamente sería muy sospechoso que un estudiante de preparatoria siente en su regazo a una niña de primaria que viste ese tipo de atuendo.
— Tienes razón. Esta ropa es muy sospechosa.
También estuvo de a
cuerdo Yukimi.
— Si ibas a convertirte en un gato negro pudiste simplemente usar una sudadera negra, ¿No?
Las miradas de ambas se posaron lentamente sobre mi. Bueno… con respecto a eso…
— Fue mi elección.
Fuí reportado a la autoridades.