2055-capitulo-26
“Señorita, ¿Qué está haciendo aquí?” (Ndt: aquí le está hablando como un anciano tratando de hacer un gag cómico, son cositas que se pierden en la traducción)
Pensé que sería extraño que no hablara con ella a pesar de que nos encontrábamos cara a cara, así que hablé con Komaki. Dejé la caja en el banco y me senté junto a ella.
“Deberías haberte dado cuenta. Estaba bebiendo esto”.
“¿Por qué bebes compota en esta época del año? ¿Eres una pervertida?” (Ndt: rara y hentai serían lo mismo en el kanji)
“No entiendo lo que me quieres decir.”
Me siento increíblemente curiosa. Tengo mucha, mucha curiosidad. Pero dejé de mencionar el potaje de maíz porque sabía que ella no me respondería por más que yo le preguntara.
“Esto es para Umezono”.
Puse mi mano sobre la caja como si la acariciara. Komaki frunció el ceño.
“Qué es eso”
“Tu regalo de cumpleaños”
Es muy inusual ver a Komaki tan visiblemente confundida. Ha pasado un tiempo desde que recibió un regalo de cumpleaños como este y no puede ocultar su sorpresa.
Yo también estoy sorprendida. Nunca pensé que llegaría el día en que le regalaría algo como esto a Komaki.
Hasta ahora solo le he regalado pequeños accesorios y dulces. Y esta vez fue más una leve forma de acoso que un regalo.
“Lo elegí con Marín y Minori. Esperaban que te pusieras algo contenta con él”.
Se forma una arruga entre sus cejas. Esta puede ser la primera vez que veo a Komaki lucir tan disgustada. Incluso en aquellos días cuando la desafiaba persistentemente nunca había puesto esta cara.
Entre la muñeca y yo, parece que esta muñeca es aún más desagradable para ella. Aunque no es algo de lo que deba enorgullecerme.
“Un portaminas hubiera sido mejor que esto”.
Ella susurra.
El tren que para en cada estación se detiene en el andén, pero no hay señales de que Komaki vaya a moverse. Entonces yo tampoco me moví.
“Es algo extravagante. Pero como suelen decir, los regalos no son cosas, son sentimientos.”
“Aunque estoy de acuerdo con eso, no parece que estés siendo sincera”.
No parece que vaya a quejarse o ser grosera. Aunque a mí también me parece extraño elegir este muñeco como un regalo con tanto sentimiento.
“…Oye. ¿Sigues usando ese portaminas?”
Me pregunta Komaki. Asentí.
“Claro que lo estoy usando. No hay razón para tirarlo”.
“……veo”
Komaki buscó en su bolso y me entregó una pequeña bolsa de papel. Es lo mismo que hay en mi bolso. Era de la tienda de antes.
“Te daré esto. Tira el otro y usa esto”.
“… ¿Puedo abrirlo antes?”
Komaki no responde. Saqué el contenido de la bolsa de papel. El portaminas es de un blanco opaco, de un color diferente al que compré, pero es del mismo tipo.
“Es un portaminas… Pero no es mi cumpleaños”
“Eso no importa. Pero no uses más el otro.”
“…Mmm”
¿Por qué querría que tirara el otro portaminas?
Guardé silenciosamente la bolsa de papel en mi bolso. Se siente como si el portaminas negro me estuviera diciendo que debía dárselo a ella.
No puedo evitarlo, soy alguien muy amable.
“Claro, está bien. Te devuelvo el paquete, no hay que desperdiciar nada”.
Dije, entregándole una bolsa de papel que contenía el portaminas negro. Ella entrecerró los ojos por un momento.
“…Está bien. Bueno, entonces, eso es todo.”
Agarra la bolsa de papel sin mostrar ninguna expresión y se levanta.
“¿Y esto?”
Pongo mi mano sobre la caja.
“Puedes quedártelo. No tienes derecho a negarte”.
Al parecer no desea tener el muñeco. Y tampoco le debe gustar llevar esto en el tren.
“Me voy a casa.”
“Adiós”
Le di un pequeño saludo. Rápidamente sube al tren. Al mismo tiempo partió el tren.
Dejó el potaje de maíz en el banco y se fue. Cuando miré de cerca, noté que no habían tomado ni un solo sorbo. De hecho, ni siquiera había abierto la tapa.
Incliné la cabeza y abrí la lata.
Cuando tomé un sorbo, estaba extremadamente tibio. Parece que había pasado mucho tiempo desde que lo compró. Es perfecto para tomar en otoño cuando aún hace calor. Justo cuando estaba planeando quedarme dormida hasta que llegara el próximo tren, mi móvil empezó a vibrar. Hay una llamada entrante.
El nombre mostrado es Komaki. Contesté el teléfono con una lata en la otra mano.
“Por favor señorita, absténgase de hablar por teléfono dentro del tren”.
“…Wakaba, ¿Qué es esto?”
“Incluso si me lo preguntas así, no lo sé porque no soy psíquica”.
“La bolsa… el portaminas”
Como un bebé que acaba de aprender palabras, Komaki intenta transmitir sus dudas utilizando sólo palabras. Al parecer vio el contenido de la bolsa de papel en el tren.
“Magia, supongo. ¿Te sorprendí?”
“¿Tú lo compraste?”
“…Bueno, sí. Ya no lo necesitaba. Ya que ahora tengo el que me dio Umezono”.
Escucho un sonido de clic. La respiración de Komaki se mezcló con eso, haciendo que mis tímpanos vibraran.
¿Cómo se verá ella ahora? Espero haberla sorprendido. En lugar de su habitual cara inexpresiva, ahora debería parecer un idiota, como un niño, con una mezcla de vergüenza y alegría.
……Alegría. ¿Por qué estoy pensando que se pondría alegre de que yo le regalara un portaminas?
“… Gra…gracias.”
“Apenas puedo oír tu voz. Hmm, ¿Estás bien? Mi regalo de verdad debió ser muy bueno, así que deberías agradecerme más jeje”.
La llamada aún no se ha desconectado. Incliné la lata. El potaje de maíz dulce se unta en mi boca.
“Dejé un poco de compota, así que la has estado bebiendo. ¿Eres sorprendentemente tan torpe?”
“Ahhhhh, que dulce. No pude evitarlo, mi garganta estaba muy seca.”
Es increíble el potaje de maíz, lo puedes beber aunque no tengas sed. Me reí amargamente.
“Ya veo. Ya veo… Oye.”
Hablé mientras bebía el potaje tibio.
“¿Por qué llevabas ese antiguo portaminas contigo?”
No creo que responda de todos modos. Entonces, sin esperar respuesta, respiré profundamente resignándome.
“Porque quería tenerlo conmigo”.
“Eh!”
Komaki me respondió.
No me lo esperaba. Tanto la respuesta en sí como las palabras que me dijo.
Quería tenerlo con ella. ¿Le dolía cuando no lo tenía con ella?
Hay bolígrafos que causan dolor, pero ese portaminas no es así. No, ¿Qué demonios estoy pensando?
“¿Por qué querías tenerlo?”
“Porque para mí era importante”.
Dokun, dokun.
Katán, Katán. (Ndt: son onomatopeyas del sonido del corazón)
¿De dónde viene ese ruido?
“…Cuida tu portaminas. Y cuídate tu también wakaba.”
Después de decir eso, colgó.
Todo lo que quedaba después de eso era yo, sosteniendo una lata en la mano y pareciendo una idiota. Pensé que estaba bien sorprenderla, pero terminó sorprendiéndome.
Mi cabeza todavía daba vueltas y mi pecho hacía ruido.
Ella quería tenerlo porque era importante. Un portaminas de una figura de anime que ni siquiera le gusta.
Eso es, eso es. Pero entonces, ¿por qué?
“No sé lo que eso significa”.
Mientras bebía el potaje de maíz tibio, sentí que varios de los sentimientos que se arremolinaban en mi pecho se habían vuelto aún más viscosos y confusos.