2039-capitulo-19
Un naranja brillante emerge del cielo, que antes estaba teñido de negro como si le hubieran vertido tinta. Hubo un fuerte rugido que ahogó todos los sonidos a mi alrededor y muchos fuegos artificiales llenaron el cielo. En ese momento, me tiraron de la mano.
“¡Vamos, Wakaba!”
Marín tomó mi mano y comenzó a caminar rápidamente para abrirse paso entre la multitud.
“Si vamos a ese lugar, podemos encontrar a las demás”.
Ella camina frente a mí con una sonrisa genuina en su rostro.
Me pregunto cómo le sonreía a Komaki cuando estaba en segundo grado de la escuela primaria. ¿Habría estado así de brillante sin rastro de malicia, como lo está Marín ahora?
Eso es lo que se me pasó por la mente por un momento.
Cuando fui al lugar de los fuegos artificiales, ya estaba lleno de gente. La competencia por los asientos parece haber terminado hace mucho tiempo y los lugares donde se pueden ver bellamente los fuegos artificiales ya están ocupados. Compramos algo de comida en un puesto del lugar y nos sentamos en un rincón.
Había innumerables personas caminando y era extremadamente difícil encontrar a Kaori y Komaki.
Parece que la gente puede desaparecer fácilmente de la vista.
Una vez que se pierde de vista algo, el contorno de lo que antes era claramente visible se vuelve borroso y desaparece entre innumerables piezas de información. Quizás la gente cuando descubre cada vez algo nuevo e importante, poco a poco olvida lo que se ha vuelto borroso con el tiempo.
No la he olvidado todavía. Una vez casi la perdí de vista, y ahora ni siquiera puedo distinguir su contorno y captar su verdadera identidad, pero todavía la tengo en mi corazón, sin olvidarla nunca.
Puede que sea una parte demasiado grande en mi vida para tirarla.
“Tama-ya” (Ndt: expresión tradicional japonesa durante los fuegos artificiales)
Los fuegos artificiales brillan intensamente, atravesando la oscuridad de la noche. El rostro de Marín estaba claro mientras miraba al cielo y sostenía mi mano.
“Son hermosos los fuegos artificiales”.
“Así es. Me alegra que hayas venido”.
“Sí, sí. Sería genial si pudiéramos venir a verlos así el año que viene y el siguiente”.
Su relación con Marín probablemente continuará el año que viene y el siguiente. Marín es una querida amiga y, si es posible, me gustaría seguir siendo su amiga para siempre.
¿Y qué pasa con Komaki?
Quiero cortar lazos con ella. Y claro que hay una parte de mí que le duele esto, pero cuando estoy con Komaki, mi mente se llena de información sobre Komaki y no puedo ver nada más que sea importante para mí. Por eso no creo que deba estar con ella.
Emociones que no entiendo y que no son mías están llenando mi corazón, y no quiero eso. La sensación era extremadamente repugnante.
Tengo que ganar.
Me pregunto que debería hacer para ganar. Mientras pensaba en esto, mis ojos se encontraron con Marín, que me estaba mirando a la cara.
“¿Estás disfrutando los fuegos artificiales?”
“Estaba pensando. Pero ahora estoy mirando la cara de Marín”.
“¿En qué pensabas?”
“Que es muy hermoso.”
“¿Los fuegos o mi rostro?”
“Ambos”
Miré hacia el cielo. Fuegos artificiales de diversas formas y luces decoran el cielo. Me pregunto si Komaki también ve este espectáculo. ¿Qué pensará cuando lo vea?
Siento que ella se está burlando de la gente que viene al espectáculo de fuegos artificiales.
¿Acaso Komaki no entiende la atmósfera y la emoción de un festival? Me parece un asco que menosprecien a todos los que vienen al festival y a los grupos que participan.
“Wakaba”
Mi conciencia vuelve a la realidad. Marín sostenía mi mano como si revisara cada dedo uno por uno.
“Estabas pensando en alguien más ahora mismo, ¿Verdad?”
Sus grandes ojos me miran.
“Vinimos hasta aquí para ver los fuegos artificiales. Es un desperdicio no disfrutarlos, ¿no?”
Dijo eso y abrió el paquete de yakisoba que había comprado. Ambas lo comimos y miramos los fuegos artificiales.
El yakisoba es un poco picante, probablemente debido a la pimienta. Parecía que Komaki estaba exagerando esa vez.
“¿A Wakaba le gusta alguien?”
Los fuegos artificiales llamados minas de estrellas cubren el cielo. Los innumerables rayos y puntos de luz que eran tan hermosos casi me quemaron los ojos.
“Hmm. Tal vez Marín.”
“Está bien… ¿Ya acabó todo con Yuki-senpai?”
“No, ¿Cómo terminar si nunca empezamos? Además, ya me he rendido”.
En realidad, fue un poco diferente a solo darse por vencida. Pero no hacía falta decir los detalles.
“Ya veo. Bueno, entonces tendré a Wakaba para mí sola”.
“No te daré mi brazo”.
Marín, que estaba sentada a mi lado, me abrazó el brazo. Podía oler su aroma mezclado con el aroma de la salsa.
“Hablando de otra cosa. Unas compañeras y yo nos reuniremos otra vez en el antiguo club de tenis. ¿Wakaba también vendrá?”
Dice mientras recuerda. No tengo muy buenos recuerdos de esos momentos, así que estoy un poco perdida, pero mentiría si dijera que no tengo curiosidad por saber qué están haciendo ahora los miembros de ese club con los que era tan cercana.
“Si tienes dudas, ven. Todos dijeron que querían volver a ver a Wakaba”.
Inmediatamente después de dejar las actividades del club, estaba bastante ocupada, así que me alejé de todos por eso. La única excepción fue Marín, que era mi amiga más cercana.
Todavía salía de vez en cuando con Marín en ese entonces. Supongo que es porque nunca me preguntó qué pasó y simplemente se quedó conmigo que nuestra relación continúo sin ningún cambio.
Relaciones con personas que te agradan y relaciones con personas que odias.
Ambos están conectados, pero creo que es una conexión delgada que podría romperse en cualquier momento.
“De acuerdo, iré.”
“¡Que bien! Te contaré los detalles más tarde.”
La conversación se detuvo de repente y ambas miramos en silencio al cielo.
Me pregunto qué pasará si llega el día en que nunca más vuelva a ver a Komaki.
¿Podré desechar por completo todo lo que había enterrado en mi corazón y volver a ser la persona que era antes de conocer a Komaki?
Probablemente no. Antes de darme cuenta, estaba siguiendo a Komaki y mi corazón se llenó de Komaki. Ni siquiera puedo recordar quién era antes de eso.
Buenas amigas. Alguien que no quería ver llorar. Alguien a quien odio. Los sentimientos que tengo por ella son tan diversos que sería ridículo hacer una lista.
Pero es por eso que tenemos que resolver este asunto. No planeo quedarme con Komaki para siempre, así que tengo que deshacerme de mi carga emocional y ser libre.
No sé si pueda hacerlo, pero tengo que hacerlo. Tengo que buscar la manera.
“¡Ah! ¡Wakaba! ¡Marín!”
De repente, una voz aguda sacudió mis tímpanos. Cuando instintivamente miré hacia la voz, vi a Kaori y Komaki paradas allí.
“Ah, ustedes dos. Espero que no se hayan asustado”.
Marín se ríe suavemente.
“¡Estoy segura de que no soy tan asustadiza! Por cierto, fue gracias a las palabras de Komaki-san que las encontramos, de lo contrario tal vez seguiríamos separadas.”
“¿Hmm? Ume-chan, ¿Que dijiste?”
“Le dije a Kaori que tal vez Wakaba podría estar en un lugar como este. Y bingo, aquí estamos”.
Komaki sonríe. Entrecerré los ojos.
“No sé cómo sentirme al saber que la gente piensa que soy alguien que le gusta vivir en un rincón”.
“Pero al final tuve razón”.
Marín nos mira a Komaki y a mí por turnos y se ríe.
No se oye ningún gorgoteo.
No soy alguien a quien le gusten los rincones como este, tal vez.
“Está bien, está bien, bueno. Me alegro de que nos hayamos podido encontrar”.
La voz de Komaki era aún más alta de lo habitual. No pude evitar sonreír amargamente.
“Oye, ¿puedo comer esto? Estaba mirando a mi alrededor y me dio hambre”.
Kaori señaló el yakisoba que estábamos comiendo.
“Está bien. Aquí tienes los palillos.”
Marín le entrega sus palillos desechables a Kaori. Kaori parecía ser una persona que no tenía reparos en pedir prestados los palillos que otra persona había usado, y sorbió su yakisoba con una expresión feliz en su rostro.
Creo que lo está haciendo bien.
Creo que también tengo bastante energía, pero pierdo contra Kaori. Comencé a mirarla fijamente, sintiéndome un poco celosa de su enérgica apariencia de estudiante de secundaria.
“Wakaba”
Escucho la voz de Komaki. Me hizo cosquillas porque me susurro muy cerca del oído. Me incliné hacia adelante y me tapé los oídos.
“Yo también comeré”.
Ella extendió su mano derecha. Puse mi mano sobre la suya.
“Mis dientes”
“……¿dientes?” (Ndt: otro juego de palabras 😅, en realidad dice algo de boca, pero la respuesta no era coherente así que dejé en dientes)
“…Eh…es broma. Iré a conseguirte palillos nuevos”.
No suelta mi mano. Creo que me está diciendo que no tengo permitido irme.
“No me importan los besos indirectos… O cosas así”.
Si no te importa, no hace falta que lo digas.
Eso es lo que pensé, pero no lo dije.
No sé qué pasará si digo eso. Si me besa o hace cualquier otra cosa delante de ellas, se acabó.
El otro día intercambiamos cucharas, así que no me importa que use palillos. Aunque me sorprende el extraño deseo de Komaki por algo que es mío, me di por vencida y le ofrecí mis palillos.
“Dame esos.”
¿Eh? En el momento en que pensé eso, Kaori me arrebató los palillos. Kaori usa hábilmente ambas manos para llevarse el yakisoba a la boca.
“Guau. ¿Ambidiestra?”
Kaori, con la boca hinchada como la de una ardilla, asintió levemente. Solo he visto gente comiendo con palillos en ambas manos en programas de glotonería. No pude evitar aplaudir.
“Puedes comer todo lo que quieras. Come mucho y crece”.
Puse mi mano sobre la cabeza de Kaori. Kaori sonríe ampliamente.
Komaki también quería comer, pero está bien. Kaori parece estar tan preocupada por su apetito que no se da cuenta de que Komaki está mirando el yakisoba. En mi cabeza me digo, con arrogancia, que tengo que prestar atención a la mirada de las personas que respeto.
“…Wakaba”
Hace un sonido gruñón, lo suficientemente fuerte como para que sólo yo lo escuche. Entonces puse mi boca en su oreja.
“El yakisoba es bastante picante. Mejor que no lo hayas probado “.
“Aun así…”
“Te compraré otro. Deja de poner esa cara. No llevas una máscara de gato”.
“…Está bien. No, en realidad no lo está.”
¿Es realmente tan frustrante que Kaori le haya robado el yakisoba?
Desearía no haberme burlado del apetito de Kaori y su ocurrencia al quitarme los palillos.
Me sentí un poco ansiosa y agarré la mano de Komaki, que me la sostenía ligeramente.
“Voy a ir a comprar otra comida. La comida de aquí no es suficiente para que comamos todas”.
Dicho esto, me levanté. Komaki me miró inexpresivamente, pero luego se levantó lentamente.
No es que Komaki parezca estar a punto de llorar en este momento. No creo que esté llorando por dentro. No debería ser tan débil. Entonces, la razón por la que decidí tomar su mano e ir a comprarle algo es por otra razón.
Si dejo que Komaki siga de mal humor, Kaori probablemente resultará la más perjudicada.
Pero eso es todo.
Komaki estaba tan inexpresiva como siempre mientras la llevaba de la mano. No dije nada porque no tenía idea de qué tipo de emoción había dentro de esos ojos.
Agradecí el sonido de los fuegos artificiales para distraerme del silencio que había entre nosotras, pero no fue así en absoluto. Seguía pensando en ella y no pude evitar suspirar.