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1806-capitulo-02-en-soledad

Han pasado unos días desde entonces, y Akane se ha acostumbrado a su vida antes del matrimonio. Naturalmente, los padres de Akane se sorprendieron al verla de vuelta, pero respetaron su decisión. Después de llegar a casa, ayudaba con las tareas domésticas, cenaba con todos y luego estudiaba en su habitación. Ya no había peleas como cuando vivía con Saito. Podía pasar sus días en paz. Tanto sus padres como Maho eran amables con ella y la cuidaban. Debería estar contenta con todo esto, pero, sin embargo…

—— Me pregunto que estará haciendo Saito ahora mismo…

Sentada en su escritorio, miraba al vacío mientras pensamientos como estos pasaban por su mente. Incluso ahora que había vuelto con su familia, sólo podía pensar en Saito. Todo su ser había tomado el color de Saito.

— ¡Onee-chan!

— ¿Eeeh?

El susurro de Maho en su oído hizo que Akane se sobresaltara.

— No me asustes de esa manera…

— Pero parecías aburrida, ¡Juguemos a algo!

— No estoy aburrida. Estoy estudiando.

— No me creo eso ni por un segundo. Has estado distraída todo este tiempo, murmurando para ti misma.

— Ah…

Maho tenía toda la razón. Ahora que había vuelto con su familia, debería haber tenido mucho más tiempo libre para estudiar más, sin embargo, no conseguía retomar el ritmo. Era incapaz de concentrarse en la pregunta que tenía delante, la hoja de papel blanco estaba completamente vacía.

— Y si no progresas, quedarte pegada a la mesa es una pérdida de tiempo. En vez de eso, ¡Juega conmigo! Podemos contarnos los mechones de cabello y parar sólo cuando acabemos

— ¡Eso va a hacerme perder aún más tiempo!

— ¡En absoluto! Sólo voy a fingir que cuento, ¡Pero acariciaré tus tetas en su lugar! – Maho movió los dedos como si fueran tentáculos.

— ¡Más razón aún para no jugar contigo si ese es tu único objetivo! – Akane se apartó de Maho mientras se cubría el pecho con las manos.

— ¡Ah, eh, es broma! ¡No voy a hacer eso! ¡No tetas touching! ¡Lo mean en serio! [1]

— ¿Cómo has podido sobrevivir en el extranjero con esa falta de conocimientos de inglés…?

— Todo depende de cómo te presentes. Con una sonrisa, casi todo el mundo está dispuesto a ayudarte, ¡O a perdonarte!

— ¡Pues yo no te perdono!

— ¡Vamos a empezar! ¡Voy a contar cuántas tetas tienes, Onee-chan!

— ¡Se acabó el juego!

Akane terminó el juego en el momento en que empezó. Incluso cuando se trataba de su querida hermana pequeña, no iba a aceptar ciegamente ser acosada sexualmente. Mimarla sería malo para su educación. Pero, Maho hizo un puchero.

— Realmente no sabes cuándo seguir el juego… ¡Esta es la parte en la que debería explotarte la ropa y deberías quedarte con el culo al aire!

— No tengo ese superpoder…

— ¡Pues yo sí!

— ¡Es increíble!

— Je, je, elógiame más, Onee-chan – Maho sonrió como una niña y se aferró a Akane.

Un olor familiar de su infancia, junto con el calor de Maho, llenó el cuerpo vacío de Akane.

— … Gracias, Maho.

— ¿Hmm? ¿Por qué?

— Por intentar animarme

Si no fuera por la fuente inagotable de energía que era Maho, Akane probablemente se habría pasado el día llorando sin parar. Así de grande era la existencia de Saito para ella. Siempre había sentido curiosidad por Saito como persona desde aquella fiesta, años atrás, y una vez que se matricularon en el instituto, se convirtieron en algo parecido a rivales. Y mientras vivían juntos en la misma casa, habían empezado a crecer en ella sentimientos que no podían borrarse fácilmente.

— Estudiaré un poco más. Además, ¿no había un programa que querías ver?

— Ah, sí. Estaré en el salón, ¡Así que, ven cuando termines de estudiar! – Maho mostró una expresión preocupada mientras salía de la habitación de Akane.

—— Ella se esfuerza por apoyarme, así que tengo que recuperarme.

Akane se armó de valor y volvió a concentrarse en el libro de consulta que tenía delante. Se esforzó al máximo para permitir que las preguntas entraran en su mente y deshacerse de cualquier pensamiento innecesario… pero, por mucho que lo intentara, el rostro de Saito seguía apareciendo. Lo habría logrado si se tratara de una expresión repulsiva por la que pudiera enfadarse, pero, sin embargo, sólo podía recordar su admirable rostro cuando la llevó al hospital durante su resfriado, o su sonrisa vivaracha cuando jugaban juntos.

De repente, el teléfono de Akane vibró en el escritorio junto a ella. Al comprobarlo, Akane vio que era una video-llamada entrante de Himari. Inmediatamente, Akane se sintió nerviosa. Desde que Himari rechazó su oferta de reunirse aquella última vez, no habían hablado mucho. Incluso se preguntó si Himari llegó a odiarla por lo que pasó con Saito. Sus dedos se tensaron mientras aceptaba la llamada.

— U-Um…

— {¡Akane! Lo siento}.

La pantalla mostraba a Himari, a punto de romper a llorar.

— ¿Q-Qué pasa?

— {Cuando te dije que era injusto la última vez… me arrepentí inmediatamente, pero no me atreví a disculparme… Soy lo peor, lo siento mucho…}.

— No, eso no es verdad. Tenías toda la razón. Lo siento por todo – Akane sacudió su cabeza.

El amor es algo complicado. Hace que tus emociones se vuelvan inestables, trayendo el caos a la vida a la que te habías acostumbrado, y crea fisuras en tus amistades.

— ¡Onee-chan! ¿Todavía no vienes? ¡Esta parte es realmente interesante!

La alegre voz de Maho se oía desde fuera de la habitación. Al oír eso, Himari acercó su cara a la pantalla.

— {… ¿Eh? ¿Está ahí Maho-chan? Ahora que la veo bien, tu habitación también parece diferente…}.

— En realidad, he vuelto a casa con mi familia. Terminé las cosas con Saito.

Un largo silencio llenó el tiempo entre ellas, que fue interrumpido por la pregunta de Himari.

— {Eso es… por lo que dije, ¿no es cierto?}.

— Para nada. Sólo tenía que ponerles fin a las cosas. Sólo aceptaba las cosas porque me convenían, sin importarme cómo te sentías tú, Saito o cualquier otra persona. Y, ahora, no tengo que sentirme culpable por lo que siento hacia Saito. Si no fuera por eso, nada hubiera podido cambiar.

Ella habló hasta este punto y luego se dio cuenta. Romper con Saito no era el final. Era un proceso para empezar de nuevo. Fueron forzados a este matrimonio sin alcanzar un amor verdadero, así que ahora se les daba la oportunidad de empezar de nuevo. Seguramente, Akane fracasaría. Hacer que Saito se enamorara de ella era probablemente imposible. Pero estar encerrada en esa prefabricada caja ni siquiera le habría permitido fracasar.

— {Todavía llevas el anillo} – Dijo Himari mientras miraba la mano de Akane.

— No puedo quitármelo. No por el matrimonio. Saito trabajó para ganar el dinero para comprarme este anillo, después de todo – Akane puso una mano sobre su dedo anular como para protegerlo de la mirada de Himari.

Esta era la última conexión que tenía con Saito. Si la dejaba ir, anularía todo lo que había sucedido anteriormente.

— {… Gracias} – Himari miró a Akane a los ojos.

— No terminé las cosas con él por tu bien.

— {Yo… no me contendré}.

— Ya lo sé. No lo querría de otra manera.

Incluso si Himari le robara a Saito, sucedería porque él lo deseaba. Era su decisión y su propia vida. Akane no podía hacer otra cosa que aceptarlo.

☆☆☆

— ¡Muy bien, es hora de volver a jugar todo el día!

Saito se levantó, pescó el mando y se sentó en el sofá del salón. El fuerte sonido del bot [2] del juego despertó su somnoliento cerebro, y la llamativa canción de apertura que sonaba en la pantalla hizo que le dolieran los ojos privados de sueño. Aunque acababa de despertarse, ya era más de mediodía. Se había acostado sobre las once de la mañana. Ahora que su ruidosa esposa se había marchado, podía vivir en esta casa como quisiera. Nadie lo despertaría con ruidos de sartenes, nadie se enfadaría con él para que terminara su desayuno.

Esto era libertad. La libertad perfecta, de hecho. Dado que esta casa estaba equipada con cámaras, que mostraban lo desagradable que era su abuelo Tenryuu, él ya debía saber lo que había pasado. Sin embargo, aún no se había puesto en contacto con Saito. Por lo tanto, Saito decidió quedarse allí.

— No es que tenga otro sitio al que ir – Murmuró Saito mientras jugaba con su mando.

Sin su demoníaca esposa, empezó a hablar mucho más consigo mismo. Aunque ahora volviera con sus padres, lo más probable es que le echaran inmediatamente. Probablemente también habrían cambiado las cerraduras. En cualquier caso, vivir aquí, en esta casa de libertad, era mil veces mejor que estar con sus padres. De eso no había duda y, sin embargo…

— … Eh, ahora mismo no me apetece.

Saito tiró el mando y se apoyó en el sofá. Era un juego de mundo abierto que había estado esperando con impaciencia, después de haberlo comprado el día del lanzamiento. De esos en los que viajas a un mundo postapocalíptico. Las reseñas en Internet lo alababan, pero, sin embargo, Saito no se divertía en absoluto. Cuando Akane le regañaba por jugar contra enemigos asquerosos y este lo jugaba en secreto, se divertía mucho más con él. ¿Era… porque esta casa estaba demasiado silenciosa ahora mismo?

Casi parecía que el mundo del juego y su casa estuvieran conectados. Y también hacía frío. Como si Saito se hubiera convertido en uno de los monstruos esqueléticos no muertos del juego, con el viento soplándole en la cabeza. Antes de este matrimonio, era feliz con sólo jugar o leer libros, pero ahora ya nada le llenaba. Es como si el propio Saito se hubiera quedado vacío. Y justo cuando le asaltó una sensación de vacío, sonó el intercomunicador.

— ¡H-Hola! Saito-kun, ¿estás en casa?

Una voz nerviosa llegó a los oídos de Saito. Se levantó lentamente y caminó por el pasillo. Al abrir la puerta principal, sus ojos fueron cegados por el brillante sol. Con éste y el cielo azul como luz de fondo, Himari estaba allí de pie. Llevaba un conjunto de punto de una pieza muy pegado a su cuerpo adolescente. Cada montículo resaltaba, haciéndola parecer más atrevida que yendo desnuda por ahí. Sus hombros estaban a la vista, lo que resaltaba su escote, mientras un collar blanco colgaba de su cuello. Incluso Saito, que no tenía ni idea de moda, sabía que había puesto todo su empeño en su atuendo.

— Hola. He venido a pasar el rato – Himari levantó la mano con una sonrisa.

— Dices eso… Pero Akane no está aquí.

        • Ya lo sé. Por eso he venido.

— ¿Por qué…?

— Sabes cómo me siento, ¿verdad? – Himari acercó su cara a la de Saito.

Sus ojos con sus largas pestañas lo atraparon por completo, mientras sus labios de aspecto suave estaban a punto de alcanzar los de él. Incluso cuando él se apartó, Himari no lo soltó. Era como si ella no lo quisiera dejar ir hoy.

— Ahora que tú y Akane terminaron las cosas, tengo una oportunidad, ¿no es verdad? Porque ahora, sólo puedes mirarme a mí. ¿No soy de lo peor? – Dijo Himari con las rodillas estremecidas.

Estaba claro que no podía actuar tan mal como intentaba aparentar. A cambio, sólo la hacía parecer pura.

— … ¿Puedo entrar?

— Haz lo que quieras.

Saito tampoco tenía palabras para detener a la chica. Himari parecía asustada de que la dejara pasar, así que utilizó este consentimiento y se escabulló junto a él. Caminó por el pasillo y se dirigió a la sala de estar. Inmediatamente después, su expresión se congeló.

— ¿Saito-kun…? ¿Qué está pasando en esta habitación…?

Las cortinas estaban cerradas en la habitación poco iluminada. Sólo la luz del televisor, con la pantalla del juego en ella, creaba alguna fuente de luz. Lo único que había sobre la mesa eran botellas, botellas y más botellas, probablemente usadas para hidratar proteínas. Rodeaban un papel en el centro, que tenía una montaña de proteína en polvo. En el suelo, junto a la pared, había innumerables envases de ramen [3] vacíos, que se alzaban como la torre de Babel [4], empezando a tambalearse lentamente. Una torre de libros apilados rodeaba también el sofá. Eran todos libros que Saito había tomado prestados de la biblioteca cercana, que trataban de cualquier tema que pudiera encontrar y llegaban hasta el techo. Como Himari estaba perdida, Saito abrió los brazos con una sonrisa.

— Bienvenida… a lo que considero mi espacio ideal.

— ¿¡Este… es tu espacio ideal!? ¡Es imposible que alguien viva aquí! – Himari sintió que todas sus fuerzas abandonaban su cuerpo.

Ella casi se lanza por la ventana.

— Eso no es muy amable. En realidad, vivo aquí. Esta habitación satisface todas mis necesidades. Es mi Arcadia [5].

        • ¡Sólo vives de ramen y proteínas!

— Eso es todo lo que los humanos necesitamos. Pero no te preocupes, estoy añadiendo suplementos a mi taza de ramen… ¡Multivitaminas minerales!

— ¡Ahora me preocupo aún más! ¡No deberías poner suplementos en tu taza de ramen!

Saito le hizo una pregunta calmada.

— ¿Y quién decidió eso?

— ¿Eh…?

— ¿Quién ha dicho que los suplementos no deben estar ahí? ¿la sociedad? ¿tus padres? ¿los profesores? ¿o el estúpido del pueblo?

— Yo… me imagino…

—Inútil. No caigas en ideas tan limitadas. Lo que está bien o mal lo decides tú. Busca tu propia verdad. No es tan difícil, ¿verdad?

— ¿Sí…? –  Himari sólo pudo asentir torpemente.

Parecía estar de acuerdo porque era lo único que sabía. Incluso podría estar aterrorizada en este momento.

— Saito-kun, ¿de verdad estás bien…? Pareces bastante agotado. Incluso tienes bolsas bajo los ojos…

— ¿Bolsas? ¿estás hablando de bolsas? No necesito preocuparme de eso cuando tengo mi casa perfecta aquí mismo.

— ¡Definitivamente estás cansado! ¡Ni siquiera lo que dices tiene sentido! ¿¡Estás durmiendo bien!?

— Por supuesto. Al menos 30 minutos al día. Hoy incluso he dormido una hora entera.

— ¡Eso no es suficiente!

— Más importante aún, echa un vistazo a mi invento – Saito señaló una manguera de agua sujeta al sofá.

— ¿Invención…? ¿Qué estoy mirando?

— Una manguera conectada al grifo de la cocina. De esta forma, no tendré que levantarme y coger algo de beber cuando tenga sed. Lógicamente, ¡Me permite jugar mientras mi cuerpo pueda soportarlo físicamente!

— ¡Contrólate de una vez! ¡Eso no es un invento! ¡Te limitas a poner una manguera en el sofá con cinta adhesiva! ¿¡Dónde se ha metido la genialidad intelectual de Saito!? – Himari le agarró de los hombros y se los sacudió violentamente.

Como jugaba todo el día, todos los días, este tipo de movimiento le causaba mucho daño.

— Para… Mi cabeza… está temblando… Mis globos oculares van a saltar…

— ¿¡Es siquiera eso posible!? ¿¡Cómo de desnutrido puedes estar!? – Himari le soltó los hombros.

— Además, aunque puedas beber agua eternamente… al final tendrás que ir al baño… ¿no?

Saito se encogió de hombros.

— Jaja, ¡Te debes estar muriendo por ver mi próximo invento! Deberías haberlo dicho antes.

— ¡No importa! No quiero verlo. ¡Tengo miedo!

— No hay nada que temer. ¿Quieres intentarlo?

— ¡No! ¡No lo haré, así que, por favor, perdóname! – Himari se aterrorizó, incluso dirigiéndose a Saito mucho más educadamente.

Pero Saito no podía entender por qué ella negó la oferta. Himari entonces preguntó, sonando dudosa.

— Saito-kun… En realidad, te estás bañando, ¿verdad…?

— ¿Ba…Baños…?

— ¿¡No te olvides de la existencia de los baños!?

— No te preocupes. Me estoy bañando con la ropa puesta.

— ¿¡Pero, por qué!?

Saito le dio un pulgar hacia arriba a Himari.

— Porque así tanto yo como mi ropa acabamos limpios.

— ¡No lo estarán! Después sólo estarás empapado.

— Y si me tumbo en el suelo para hacer de trapo para el polvo, tendré tres pájaros de un tiro.

— ¡Basta, por favor! ¡No puedo escuchar más!

Por alguna razón, Himari empezó a llorar. Miró alrededor del “espacio ideal”, con una expresión deprimente apareciendo en su rostro.

— Esta es la vida… de un hombre de mediana edad cuya esposa huyó…

— Espera, todavía tengo 18 años. Y no es que ella huyó.

Saito tenía que decir al menos esto para preservar su honor. Llevaba consigo el formulario de divorcio, pero aún no lo había rellenado.

— ¡Sé que puedes sentirte solo, pero tienes que cuidarte!

— Nunca me sentiría solo. Estoy satisfecho de vivir solo. Es como había estado haciendo las cosas antes.

— ¡Pero eso es igual de triste!

— No es triste en absoluto. Por fin puedo volver a mi origen… No, a como se supone que debe ser un humano.

— ¡No vuelvas atrás! ¡Quédate en el siglo XXI! – Himari se aferró a Saito, intentando mantenerlo en la era moderna.

Sin embargo, Saito ya no tenía ningún apego emocional a la sociedad. Desde que Tenryuu le había construido esta casa, había considerado la posibilidad de vivir en la naturaleza. En lugar de volver con sus padres, podría despedirse de la sociedad moderna. Por suerte, ya había estudiado técnicas de supervivencia, así que el resto no era más que experiencia.

— Si tienes hambre, siéntete libre de tomar un poco de la proteína de allí. Yo volveré al mundo de los juegos – Saito volvió a sentarse en su sofá y cogió el mando.

Corrió por el gran campo abierto y derribó a cualquier oponente con el que se cruzara. Simplemente concentró todo su ser en este trabajo, como un reloj mecánico, dejando fuera cualquier otro pensamiento. Si no, se distraía inmediatamente. Los sentimientos empezaban a aflorar en su interior, luchando contra sus pensamientos racionales, y odiaba eso. Himari se sentó junto a la máquina de juego llamada Saito y se quedó mirándolo.

— Sabes… Eres igual que Akane. Nada honesto.

— Vivo según mis deseos. Ahora mismo, me entrego a los juegos.

— Bueno, supongo que entonces no te das cuenta. Eres un genio, sin embargo, eres denso. O, ¿quizás te has dado cuenta, pero sigues mirando hacia otro lado?

— Otra vez, ¿qué estás…? – Saito se sintió agitado y se volvió hacia Himari, que ya se había acercado.

Sus ojos parecían acuosos, pero afilados, como si fuera una serpiente que hubiera capturado a su presa. En el fondo de esos ojos ardientes, Saito podía verse a sí mismo.

— Entonces… no tienes que darte cuenta de nada. – Murmuró Himari con un aliento caliente y saltó hacia Saito.

— ¿Qué…? ¡Eh…!

Saito no consiguió detenerla y ella presionó sus labios contra los de él. Luego le agarró la cabeza, le mordió la oreja y le paso la nariz por el cuello. Era un beso apasionado, completamente diferente de su habitual dulzura. Muy pronto, los dos se cayeron del sofá. El mando del juego se le cayó de las manos a Saito, mientras el personaje de la pantalla seguía chocando contra la pared. Himari estaba encima de él, sin aliento. Sus mejillas estaban teñidas de un rojo intenso, mientras sus largos dedos le arañaban el cuello.

— Puedes gritar pidiendo ayuda, pero nadie vendrá a salvarte.

— ¿No es esa normalmente la frase del chico?

— Tú me salvaste, Saito-kun. Y si tú quieres, haré lo que sea. Mientras sonrías, estoy dispuesta a aceptarlo todo. – Ella acercó sus labios a su oído y preguntó con voz ronca.

— Entonces… ¿Saito-kun? ¿qué debo hacer? ¿cómo puedo salvarte esta vez, Saito-kun?

Saito suspiró.

— Puedo hacerlo todo yo solo perfectamente. No necesito la ayuda de la gente.

— …¡! – Himari cerró la boca y se bajó de Saito.

Saito no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Se sentía agotado y mareado, así que probablemente estaba cansado. Queriendo refrescar su garganta seca, Saito alcanzó la botella con proteínas.

— Espera – Himari puso su mano sobre la botella, deteniendo a Saito.

— ¿Tú también quieres? Muy bien, te enseñaré mi técnica de batido definitiva. Un batido perfecto tanto para la proteína de suero como para la de caseína [6] para que baje bien. Y sólo por hoy, haré una mezcla de BCAA [7].

—¡No necesito proteínas!

— ¿Tú… no…? – Saito estaba devastado.

Pasó los últimos diez años practicando su técnica, por lo que tenía bastante confianza en ella. En respuesta, Himari agitó frenéticamente la mano.

— ¡En realidad, ahora mismo no me apetece! Deberías guardar tu broma número uno para más tarde.

— ¿Qué se supone que significa eso? – Preguntó Saito con expresión seria.

— Escucha, Himari. Nuestro cuerpo carnoso está hecho de proteínas. Toda nuestra alma es proteína. El mundo entero es proteína. En otras palabras, la proteína es uno de los ingredientes fundamentales de este mundo, el centro de todo. Y mientras tratamos de encontrar la verdad sobre nuestra existencia-

— ¡Estás empezando a sonar como de un culto religioso!

Saito no dudó en afirmar esa sospecha.

— Por supuesto. El culto de la proteína. Y yo soy el líder. Podemos sobrevivir únicamente consumiendo ramen de taza y proteínas.

— Lo juro… ¡Tus pensamientos se han desordenado porque elegiste quedarte en esta habitación de aspecto lúgubre! ¡Vamos afuera! ¡Vamos! – Himari tiró de la mano de Saito.

— Pero, para mí, los juegos y los libros tienen bastante del mundo exterior…

— ¡No estoy escuchando! – Himari no le dio ninguna oportunidad y lo arrastró fuera.

Como ella estaba rebosante de energía, el privado de sueño Saito no tenía fuerzas para resistirse. Una vez fuera, Saito sintió como si la luz del sol de la tarde le quemara las retinas. Debido a que había permanecido en la sala de estar todo este tiempo, el aire fresco con el que se encontró sólo le hizo más difícil respirar. Himari entonces arrastró a Saito a la calle comercial cerca de la escuela, más específicamente a un café en el camino. Un tablón de madera colgaba sobre la puerta verde de la entrada, con mesas de temática occidental en la terraza. En dicha terraza estaba sentada una mujer comiendo magdalenas [8] mientras bebía té negro. Se veía como un lugar al que Saito nunca vendría solo.

— ¿Dónde estamos…?

— Es la cafetería en la que trabajo. Hoy, ¡Será mi regalo!

— ¿Tienen proteínas?

— ¡No, no tenemos! Pero en su lugar tendrás un delicioso té – Himari abrió la puerta y entró.

El sonido de una campana sonó a continuación, mientras todos los ojos del interior se centraban en ellos. No sólo de los empleados, sino incluso de los demás clientes. Todos ellos no dijeron una palabra, no hicieron ningún movimiento, y se limitaron a mirarlos.

—— ¿Qué está pasando aquí?

Saito fue golpeado por una oleada de presión que nunca había experimentado. Un hombre barbudo, probablemente el dueño, llamó a Himari desde el otro lado del mostrador.

— Himari-chan, podría ser ese CHICO…

        • ¡Sí! – Himari sonrió y asintió.

— ¿¡Él!?

— ¿El elegido?

— ¡No puedo creerlo!

— ¡Pero, lo entiendo!

— ¡Muy al estilo de Himari-chan!

— ¡Preséntamelo a mí también!

Los clientes también se pusieron ruidosos. Se olvidaron del té de aspecto caro y corrieron hacia Saito y Himari. Saito le preguntó con voz tranquila.

— ¿Qué quiere decir exactamente con “El elegido” …?

— Ah, bueno… como que les hablé de ti a muchos de los clientes – Contestó Himari con una sonrisa tímida.

— ¿¡Filtraste mi información personal!? ¿¡A un número no identificado!? – Saito estaba desconcertado.

— ¡No, no, no! ¡Así no! Sólo… lo bueno que eres, y todo eso.

— No hay nada remotamente genial en mí.

— ¡Eso no es verdad! ¿¡Cómo es que de repente perdiste toda tu confianza!?

— No he perdido nada. Mi cerebro funciona perfectamente. He alcanzado el dominio de los dioses. Sin embargo, ¿no sería demasiado decir que mi genialidad es la mayor de toda la galaxia?

— ¡Seguro que lo es! ¿¡Qué tan contradictorio puedes ser!?  – Himari no podía creer lo que oía.

Mientras tanto, el dueño del café se acercó a Saito, cogiéndole la mano con las dos suyas.

— ¡Houjou-kun! ¡Nuestra querida Himari-chan nos ha hablado tanto de ti! Gracias a ti ha conseguido llevarse bien con sus padres. Muchas gracias.

— No, en realidad no hice mucho…

Consiguió ese objetivo porque trabajó para ello e intentó mejorar su situación. Pero lo más importante era que el agarre del dueño era tan fuerte que podía sentir cómo le aplastaba la mano. Sus músculos ya se estaban estremeciendo.

— Cuida de Himari-chan, ¿De acuerdo?

— De acuerdo.

— Para mí, Himari-chan es como una hija. Puede que formes parte de la Familia Houjou, pero si te atreves a hacerla llorar, me verás llorar a mares rápidamente.

— ¿Va a… llorar?

Saito no podía imaginarse a un hombre construido como un gorila derrumbándose en el acto.

— ¡Vamos jefe! ¿puedes dejarlo ya? Saito-kun ni siquiera sabe cómo reaccionar! – Himari se interpuso entre ellos, apartando al dueño de Saito antes de que pudiera abrazarlo hasta la muerte.

— Lo siento, Saito-kun. Supongo que está demasiado emocionado.

El dueño se cruzó de brazos y soltó una bomba.

— Quiero decir, mi propia hija trajo a su novio. Cómo no iba a estar emocionado.

— ¡Pero Saito-kun no es mi novio! Aunque… supongo que técnicamente estamos saliendo en la escuela.

— ¡Así que es más o menos tu novio! Apuesto a que ya lo estás haciendo realidad, ¿verdad?

— Bueno… ¿algo así? –  Himari se sonrojó y juntó los dedos índices.

Esto hizo chillar a todas las clientas.

— ¡Así es Himari-chan!

— ¡No está mal!

— ¡No dejen que se escape!

— Vamos a apoyarte con todo lo que tenemos!

— ¡Para empezar, vamos a grabarte todo lo que te gusta de él!

Su apoyo era realmente aterrador. Si Saito no era lo suficientemente cuidadoso, podría terminar asesinado en el ojo social. Comparado con eso, él preferiría encontrar su final con el asesinato físico del dueño.

— Siéntense, ustedes dos. Podemos hablar un rato largo – dijo el dueño, ofreciéndoles dos asientos en el mostrador.

— Bueno, tengo mucho tiempo libre. También tengo curiosidad por saber cómo ha conseguido esos músculos.

— Oh, ¿tú también eres amante de las proteínas? Las tomo mucho en privado. Hubo un tiempo en que intenté vivir de ellas, pero mi mujer me soltó un regaño. Aunque la proteína tiene todo lo que el cuerpo humano necesita.

— Absolutamente. Son mis tres comidas del día – asintieron Saito y el dueño.

Entre ellos había nacido un vínculo que traspasaba la edad y la profesión.

— Je, je… ¡Ya sé! ¿Por qué no te preparo una “Mezcla de Proteínas Especial Pasión”? Es parte de nuestro menú oculto.

— ¿¡Tenemos un menú oculto!? ¡Ni siquiera lo sabía! – Himari abrió mucho los ojos, sorprendida.

— La mantuve en secreto porque no encaja con la estética de una cafetería. Aunque la tomaba de vez en cuando después de cerrar la tienda.

— Así que sólo es tu afición, ¿no?

— Je… No voy a negarlo.

— Por favor, déjeme probar esa divina bebida suya – dijo Saito.

El dueño sacó entonces su coctelera y la llenó de proteínas, frutas, semillas de sésamo, pimienta dulce y granos de café. Saito se sentó en el mostrador, juntando las manos en señal de oración, mientras engullía audiblemente.

— Eso me parece una selección aleatoria de ingredientes…

El dueño mostró una sonrisa retorcida.

— Tienes toda la razón, es completamente aleatoria. Como el corazón desea, como el viento exige, añado lo que se me ocurre. Es el okonomiyaki [9] de las proteínas.

— ¡El okonomiyaki… de proteínas! – Saito se sintió como si le hubiera caído un rayo encima. — Ya veo… Siempre lo había pensado de forma equivocada. ¡La proteína… tiene que ser libre…!

— Ahora, prueba – el dueño vertió el contenido de la coctelera en un vaso.

El líquido que tenía delante Saito contenía todo tipo de ingredientes misteriosos. Cualquier persona cuerda lo habría considerado imbebible. Sólo con acercar la cara podría derretirse las cejas. Himari habló con cuidado.

— No tienes que forzarte a beberlo, ¿sabes?

— No lo hago. Mi cuerpo… me lo pide – Saito inclinó la taza y engulló su contenido.

El estímulo que entraba por su boca le producía escalofríos hasta la nariz. Un sabor complicado y desordenado que no permitiría adivinar sus ingredientes estalló en su lengua, mientras sentía como si se convirtiera en energía en sí misma, recorriendo su cuerpo. Todo su cuerpo empezó a sudar, mientras su corazón latía con fuerza. Era como un evangelio de destrucción causado por la proteína.

— ¿C-Cómo te sientes, Saito-kun…? – Preguntó Himari.

— ¡Esto se pone fuerte! – Saito levantó un pulgar.

— ¿¡Verdad!? – Respondió el dueño, levantando también un pulgar.

Sin embargo, los demás clientes se amontonaron alrededor de Saito e Himari.

— ¡Eh, los está acaparando demasiado!

— ¡No bebas un líquido raro como ese y mejor habla con Himari-chan, Houjou-kun!

— ¿Dónde se conocieron? ¿Cuándo se conocieron?

        • ¿En el instituto? – Saito estaba desconcertado.

Después de todo, eran simples compañeros de clase.

— ¿Hasta dónde han llegado?

— ¿Hasta dónde…?

Como uno de los clientes había puesto en marcha la aplicación de grabación en su teléfono, Saito se esforzó por responder. Era como si estuviesen intentando sacarle alguna confesión. Todos estaban tan emocionados como el dueño, colmándole de preguntas. Mientras tanto, el propio dueño preparaba más y más mezclas especiales de proteínas. Al verlo, Himari le susurró al oído.

— ¿Estás bien, Saito-kun? Sé que no te gustan estos sitios ruidosos, ¿verdad? No siempre son tan energéticos…

— Bueno, no me disgusta el ambiente que tiene este sitio.

De acuerdo, los clientes actuaban a veces de forma demasiado amistosa, pero era mucho mejor que quedarse en casa. Porque allí, se acordaría constantemente de Akane. Y, mientras hablaba con los otros clientes, echó un vistazo a su smartphone. Este permaneció en silencio durante toda su estancia en la cafetería. Desde aquel día, no había recibido ni un solo mensaje de Akane.

☆☆☆

Cuando Akane quiso entrar en el aula de la clase 3-A, se detuvo rápidamente en el lugar. Al parecer, todos sus compañeros no habían regresado de las aulas extra porque sólo Saito estaba sentado dentro. Ya que ella fue la que cortó las cosas, estar a solas con él en el aula sería demasiado incómodo. No sabría de qué hablar, y mucho menos si debería hablar con él. ¿Estaba enfadado? ¿o simplemente había perdido todo interés en Akane? Estaba demasiado asustada para confirmar sus preocupaciones, se alejó del aula. Pensó que sería mejor esperar a que llegaran sus compañeros, pero justo cuando caminaba por el pasillo, Shisei apareció por las escaleras.

— ¿Por qué dejaste a Hermano?

        • … ¿Eh?

— Hermano le dijo a Shise. Abandonaste la casa – Shisei se acercó lentamente a ella, sonando calmada pero contundente.

Normalmente, sus ojos eran tranquilos y carentes de emoción, pero ahora un claro destello de ira hervía en su interior.

— Shise te dejó a Hermano. Pensó que tú serías quien lo haría feliz. Sin embargo, nos traicionaste a los dos.

— ¡Yo no traicioné a nadie! Sólo… quiero que sea libre. Quiero darle la felicidad que él querría. Por eso… ¡Lo único que podía hacer era irme! – Akane cerró el puño.

Akane no rompió con Saito porque quisiera. De hecho, ella quería que siempre estuvieran juntos. Pero eso sólo sería Akane siendo egoísta. No era por su bien en absoluto. Pero Shisei no se creyó eso en absoluto, y miró a Akane con una mirada aguda.

— ¿Quieres que sea feliz? ¿Alguna vez te dijo que te fueras?

— Eso es…

Akane buscó a través de sus recuerdos, pero no podía pensar en un solo caso. Incluso cuando se peleaban, nunca le dijo que debían divorciarse. Al contrario, siempre hacía todo lo posible para que se reconciliaran.

— No lo hizo, ¿verdad?

— P-Pero… Eso es sólo porque su abuelo se habría enfadado. Si no estábamos juntos por ello, sería un incumplimiento de contrato.

— ¿Es eso realmente todo?

— ¿Qué… quieres decir? – Akane estaba desconcertada.

No tenía ni idea de lo que Shisei intentaba decir. La solución en la que tanto se había esforzado estaba siendo reprochada. Shisei bajó la cabeza.

        • Has hecho lo que más odia mi Hermano.

— Debería alegrarse de que me haya ido. Ya no nos peleamos y puede hacer lo que quiera.

Pensándolo bien, Akane le causó muchos problemas a Saito. Probablemente esté jugando a todos los juegos de terror que no podía cuando vivían juntos.

— El Hermano odia que lo dejen atrás. No… Le aterroriza que lo dejen atrás.

— Pero él no me detuvo.

— No pudo detenerte.

— ¿Por qué…?

Akane no recibió respuesta a su pregunta. En su lugar, Shisei la señaló con su dedo índice.

— Si no quieres a Hermano, entonces Shise se lo llevará. Aunque supliques que te lo devuelva, entonces será demasiado tarde. ¿Estás segura de que te parece bien?

        • … ¡! Akane se mordió el labio.

Por supuesto que no lo estaba. Si Shisei lo intentara todo para ganarse a Saito, posiblemente no elegiría a Akane. Dicho esto, para que Saito fuera feliz, sería mejor que acabara con alguien como Shisei, que lo comprendiera de verdad, en lugar de estar todo el día peleándose con Akane. Por eso ella no podía decir nada. No tenía derecho a hacerlo.
☆☆☆

Akane estaba en la cocina friendo huevos mientras pensaba en lo que le había dicho Shisei. Todavía estaba ligeramente oscuro fuera, mientras echaba los huevos en una sartén. Esperó a que se endurecieran y utilizó los palillos para darles la vuelta. A estas alturas, ya había hecho este trabajo miles de veces, por lo que dominaba el tiempo, aunque cerrara los ojos. Por supuesto, era demasiado peligroso hacerlo, pero básicamente ocurría de forma subconsciente. Una vez hechos, los puso en un plato, esperó a que se enfriaran y los metió en la lonchera. Añadió unos panecillos con tocino y ajo y rodajas de bistec, que hizo en el último momento.

— ¿Eh? Te dije que hoy tenía exámenes, así que no necesito comer. ¿Por qué has hecho dos? – Maho apareció por detrás de Akane, mirando el almuerzo.

— Ah… siempre hacía dos, así que lo hice naturalmente… – Dijo Akane.

Ella lo hizo todo inconscientemente.

— ¿Oh? Y no sólo eso… Todo esta es la comida favorita de Onii-chan, ¿no es verdad? ¿esto es amor? Es amor, ¿no es cierto? Se lo vas a dar a Onii-chan, ¿correcto? – Maho se tapó la boca con una mano, sonriendo.

— ¡No! De verdad que lo hice por accidente.

— ¡Sí, eso no me lo creo! También tienes la cara roja.

— ¡Es sólo kétchup!

— ¿¡Pero, por qué!?!

— ¡No lo sé! Cuando me di cuenta, ¡Ya estaba cubierta de ella! ¡Es una mala costumbre mía! ¿¡Tienes algún problema con eso!? – Akane dio un pisotón en el suelo para fortalecer su posición.

Realmente no creía que pudiera ganarle a Maho en una discusión verbal, pero, tampoco podía silenciarla por la fuerza, así que estaba librando una batalla inútil. Ante eso, Maho suspiró.

— De acuerdo. Si eres tan insistente, te creeré.

— Bien…

— Entonces, ¿por qué no le pones un corazón a los huevos fritos?

— ¿¡Qué quieres decir con “Entonces”, eh!? No me crees ni un poquito, ¿¡verdad!?

Incluso si se trataba de un almuerzo destinado a Saito, Akane no podría poner un corazón allí.

— Quiero decir, lo hiciste por accidente, así que ¿no sería un desperdicio no dárselo?

— ¡De ninguna manera! ¡Lo tirará a la basura delante de mis ojos!

— ¿Qué? ¡De ninguna manera haría eso! Después de todo, le gusta mucho tu comida.

— ¡Lo hará! ¡Es así de malvado! Me verá recoger la comida de la basura mientras disfruta de la cocina francesa.

— ¡Ahora lo estás caracterizando como un villano cómico!

— ¡Es culpa suya! ¡Es el enemigo de todas las mujeres! – Las mejillas de Akane estaban calientes, sabiendo plenamente que Saito no era ese tipo de hombre.

Viviendo con él, lo sabía mejor que nadie. Él siempre disfrutaba de lo que ella cocinaba, comiéndoselo todo hasta que no quedaba nada.

— Te alteras tan fácilmente, Onee-chan. Bueno, eso también es lo bonito de ti.

— ¡No me pongo nerviosa fácilmente…! – El cuerpo de Akane se sacudió cuando Maho se restregó contra ella.

Ahora que prácticamente le había dicho que no a vivir juntos, ¿cómo iba a entregarle Akane la lonchera? ¿qué reacción tendría Saito? Sólo de pensarlo, el estómago de Akane gritaba de dolor.

Mientras tanto, Maho se puso el dedo índice en la boca.

— Mhm, si dársela directamente es demasiado difícil, ¿por qué no dejarla abajo de su pupitre de la escuela?

— ¿¡No se aterrorizaría al encontrar una lonchera cualquiera bajo su pupitre!?

— No te preocupes. Probablemente dirá: “Bueno, qué suerte tengo. Hora de comer”, y se lo comerá.

— No creo que sea tan indiferente al respecto… – Dijo Akane, pero, tampoco estaba completamente segura.

Saito era alguien que comería la hierba que crecía en el jardín. Bien podría aceptar esta bendición.

— Y si eso tampoco sirve, entonces, se la daré. Por supuesto, diciendo que lo hice con todo mi amor sólo para él.

— ¡Pero entonces él no sabrá que la hice yo! – Gritó Akane despreocupadamente, lo que hizo que una sonrisa burlona apareciera en el rostro de Maho.

— ¿Oh? ¿No te gusta eso? ¿Así que quieres dársela tú misma? Sí, así es. No quieres que se lo lleve yo… Je, je.

— N-No realmente, pero… – Akane se quedó sin palabras, mientras Maho volvía a restregarse contra ella.

— ¿Y qué es tan diferente? ¿para que puedas almorzar todo cariñosa con Onii-chan?

— Eso… sería problemático…

— ¿Viste? Entonces, ¡Buena suerte, Onee-chan!

— Ugh… – Burlada por Maho, Akane se estremeció de vergüenza.

☆☆☆

Una vez que el cuarto período terminó, Akane agarró la maldita lonchera y comprobó lo que Saito estaba haciendo. No podía dejar que ningún compañero la viera entregándole la lonchera. Eso era demasiado embarazoso, y sólo lo ahuyentaría más. Dicho esto, encontrar un momento en el que nadie estuviera mirando era demasiado difícil. Cuando Saito salió del aula, Akane le siguió en secreto. Sólo tendría una oportunidad hasta que Saito llegase a la cafetería y pidiese su comida. Con la más mínima apertura, estaba preparada para saltar hacia él y empujarle la lonchera.

— Mhm, ¿qué es este olor tan agradable?

        • ¿¡!?

Una voz glotona habló desde detrás de Akane, por lo que ella se dio la vuelta en un instante. Shisei tenía ambas manos en el aire, como si quisiera localizar una señal, mientras babeaba. Podía establecer una postura simpática, pero en el fondo era una completa glotona. Cualquier momento de descuido, y se engulliría la lonchera en un instante. Akane probablemente estaba demasiado concentrada en su seguimiento y no se dio cuenta de que estaba siendo seguida. No, sólo darse cuenta de que Shisei se acercaba era imposible.

— Shise quiere comer el almuerzo de Akane.

— Esto… ¡Esto no es un almuerzo! ¡Es… una bomba! ¡Es una bomba!

Shisei estiró la nariz y olfateó la lonchera.

— Una bomba no olería tan bien. Son huevos, panecillos de tocino con ajo y filete en rodajas.

        • ¿¡Tanto se nota sólo por el olor!?

La tapa seguía cerrada. Akane se sintió aterrorizada más que nada. Sin embargo, Shisei parecía orgullosa de ello.

— Shise puede saber todo el menú de un restaurante incluso a 10 km de distancia.

        • ¿¡Cómo funciona eso!? ¿¡Acaso eres humana!?

— Adquieres esa habilidad comiendo. Por lo tanto, no puedes salirte de esta hablando – dijo Shisei mientras se acercaba.

— Esto… Lo siento, pero no puedo darte esto… – Akane abrazó la lonchera mientras retrocedía.

— Shise te perseguirá hasta los pozos del infierno. Mientras salta como un conejo.

— ¡No hay forma de que me alcances así!

— A Shise le gusta la comida de Akane. Últimamente no podía comer nada, a este paso se va a morir.

— ¡Entonces te prepararé algo más tarde, pero no esto!

Shisei inclino la cabeza, pareciendo confusa.

— ¿La… hiciste para Hermano?

— ¡Uf… N-No! ¡Quién le haría una lonchera a ese tipo! – Akane lo negó en pleno momento, pero era consciente de lo roja que debía de tener la cara.

Shisei puso una mano en el hombro de Akane.

— Si es así, vete. Buena suerte, Akane. Shise hará que su escuadrón de francotiradores se asegure de que nadie se interponga en tu camino.

— ¡Te digo que no es eso! – Dijo Akane, pero Shisei no respondió, limitándose a hacerle un gesto con el pulgar hacia arriba.

Shisei sacó entonces su smartphone para llamar a alguien, lo que hizo que Akane se preocupara por si realmente había llamado a un escuadrón de francotiradores. Le gustaría creer que estaba equivocada, pero… conociendo a la familia Houjou, no era del todo impensable. Con la lonchera en la mano, echó a correr. Había perdido un tiempo precioso de seguir a Saito. Si no podía detenerlo antes de que entrara en la cafetería, sería demasiado tarde. Bajó las escaleras de un salto, persiguiéndole. Corriendo por el pasillo, llegó al pasillo que conducía a la cafetería, donde vio a Saito.

— ¡Saitooo! ¡Alto ahí!

Debido al pánico, gritó con una voz más alta de lo que pretendía. Los otros estudiantes la miraron confundidos. Naturalmente, Saito no fue la excepción.

— ¿A-Akane…? ¿Qué pasa…?

Dado que no habían hablado desde el día en que Akane se marchó, su reacción de desconcierto era de esperar. Mientras tanto, la propia Akane sintió que todo su cuerpo se tensaba. Normalmente podían hablar sin problemas y, sin embargo, ahora no estaba segura ni siquiera de cómo formar las palabras. Trató desesperadamente de evitar que su acelerado corazón estallara mientras se acercaba a Saito con pasos torpes.

— Ah, bueno, um…

No podía usar bien la voz. Ella guardó la caja envuelta del almuerzo detrás de su parte posterior, agarrándola firmemente.

— ¿Akane…? – Saito miró desconcertado a la chica.

Mientras tanto, los estudiantes observaban como si estuvieran en el zoológico. Todas sus miradas se clavaron en Akane, no haciendo más que aumentar su ritmo cardíaco.

— S-Sabes… tienes hambre, ¿verdad?

— Claro que sí. Por eso voy de camino a la cafetería.

— ¡No puedes! No se te permite comer nada.

— ¿¡Me estás diciendo que me muera!? – Saito abrió los ojos en estado de shock.

— Eso no es lo que quería decir. ¡Estoy diciendo que hay algo más que deberías comer!

— ¿Qué sería?

Akane deseaba desesperadamente empujarle la lonchera, pero su cuerpo no se movía. Tenía miedo de ser rechazada, así que sus brazos se quedaron rígidos como carámbanos.

— Eso es… ¡Hierba de la carretera! Te gusta la hierba, ¿no es verdad?

— Pero, ¿¡me gusta más la comida de verdad de la cafetería!? Quiero comer algo bueno y que me llene de vez en cuando.

— ¿En serio? Entonces, bueno… um… – Akane empezó a inquietarse, mientras Saito se acercaba.

— Sé que puede sonar ridículo… Pero ¿es posible que me hayas preparado la comida?

Akane sintió que sus mejillas ardían.

— ¿¡Qu-Qué!? No puede ser. ¿¡Por qué iba a hacerlo!? ¡Preferiría dársela a algún perro callejero de por aquí!

— ¡Guau!

De repente, un perro saltó la valla y le arrebató la lonchera. Parecía un perro callejero, a juzgar por su sucio pelaje. Con la lonchera entre los colmillos, huyó a toda velocidad.

— ¿¡Waaaaaaaaaaaah!? – Akane lanzó un grito.

Presa del pánico, corrió tras el perro. Eso era lo único que no podía permitir que le robara. Tenía que asegurarse de que Saito se lo comiera, pasara lo que pasara. Quería ver su sonrisa. Para formar al menos algún tipo de conexión con él. Respiraba frenéticamente mientras sus ojos se humedecían. Corriendo por el patio, Saito se alineó junto a Akane.

— ¿¡Por qué lo persigues tú también!?

— ¡Porque ese es mi almuerzo!

— ¿¡Pero, no es tuyo!?

— ¡Entonces lo haré mío una vez que lo recupere de ese perro!

— ¡No te dejaré, ladrón de loncheras!

¿Cuánto tiempo había pasado desde que tuvieron una pelea como esta? Hablar mientras corría sólo le dificultaba la respiración, y, sin embargo, estaba así de feliz de poder hablar con ella.

Se dio cuenta de que, aunque se pelearan, o, aunque él la odiara, ella sólo quería oír su voz. Quizá por eso seguía peleándose con él desde el día en que se matricularon en esta escuela.

— ¡Iré tras él por detrás del gimnasio! ¡Tú toma la ruta opuesta y bloquea su escape!

— ¡No me des órdenes! ¡Haré lo que me plazca!

— ¡Pero si no trabajamos juntos, nunca podremos atraparlo!

— ¡Entonces escucha mis órdenes! Vas a saltar desde el tejado y…

        • ¿¡Y una mierda puedo hacer eso!?

— ¡Entonces teletranspórtate detrás de él!

— ¡Eso es aún más difícil!

Se gritaban mientras corrían por la hierba. Más, sin embargo, esta era su forma de comunicarse en su vida cotidiana. Con los árboles a su alrededor, persiguieron al perro. Saito levantó los pies del suelo y aceleró, deslizándose delante del perro mientras abría los brazos y le cerraba el paso.

— ¡Ahora, Akane!

— ¡Lo sé!

Sus piernas y su corazón ya habían llegado al límite, pero utilizó sus últimas fuerzas para acelerar. Saltó hacia el perro como si quisiera saltar a los brazos de Saito. Como resultado, los dos cayeron al suelo, con el perro entre ellos. El perro dejó escapar un aullido de tristeza y soltó la lonchera para alejarse corriendo. Akane entonces recogió la lonchera y la levantó hacia el cielo.

— ¡Lo conseguimos!

— ¡Ganamos! – Saito levantó un puño.

Por supuesto, hacer algo así como estudiantes de tercer año era, como mínimo, puramente infantil. Pero sólo tener a Saito a su lado valía cualquier cosa en el mundo.

—— Si tan sólo este momento pudiera continuar para siempre.

Ese era el genuino deseo de Akane. Que la hora del almuerzo nunca terminara, Saito así se sentaría a su lado. Así estarían bañados por la suave luz del sol, echando una larga siesta sobre la hierba. Mientras tanto, Saito miraba la lonchera con mirada golosa.

— ¿Puedo quedármela? Al fin y al cabo, yo ayudé a recuperarla.

— Oh, si estás tan desesperado por ello. Sólo por esta vez, ¡Te bendeciré con el almuerzo ultra especial que hice! Será mejor que me lo agradezcas. – Akane deshizo el envoltorio de la caja y abrió la tapa con orgullo… sólo para quedarse helada.

El contenido se había convertido en un desastre blando. Los rollos de tocino se mezclaban con el filete en rodajas y los huevos, con el arroz cocido por toda la caja. Incluso la salsa y el mousse [10] formaban parte de aquel revoltijo, creando un espeluznante pantano de comida del color de la tierra. Por supuesto, este era el resultado que uno esperaría después de que el perro corriera con ella entre sus dientes, pero no había manera de que ella pudiera darle esto a Saito. Justo cuando ella pensaba que podrían pasar algo de tiempo juntos. Para que las cosas volvieran a ser como antes. Para que… Saito fuera feliz. Las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos, mientras Saito la miraba a la cara.

        • … ¿No me lo vas a dar?

— ¡De ninguna manera! ¡Sólo lo tiraré por aquí!

— Entonces déjame comerlo. Tengo hambre – dijo Saito y le tendió la mano.

— ¡No podría dejar que un humano se comiera esta basura! De hecho, ¡Se suponía que era comida para perros! Por eso ese perro también podría habérsela comido.

— Sí, sí. De todos modos, dámela.

— ¡Eh…! – Saito le robó la lonchera.

Akane no tuvo fuerzas para detenerle, mientras se metía parte de ella en la boca.

— Mhm… – Masticó y miró al cielo.

— Es… Está mala, ¿verdad? ¡escúpela! ¡si no, morirás!

— … No, es bastante buena.

Akane dudó de sus oídos por un momento.

— ¿Qué…? ¿Tienes las papilas gustativas estropeadas o algo…?

— No, están muy bien.

— ¿Y tu cabeza también…?

— ¿Cómo dices? Sólo digo que está delicioso.

El arroz de color amarillo-marrón de la perdición siguió desapareciendo dentro de la boca de Saito. Tampoco parecía estar forzándose. De hecho, se lo comía alegremente. Akane sintió que todo su cuerpo ardía, hasta la punta de las orejas.

— Si crees que está tan bueno, probablemente no has estado comiendo bien, ¿no es verdad?

— Por supuesto que sí. Como proteína, o proteína, o proteína.

— ¡Lo sabía! ¡No estabas comiendo nada, sólo bebiendo proteínas! – Akane no podía creerlo.

— Las proteínas no sólo forman parte del agua o la leche, incluso hay barritas proteicas o salchichas proteicas. Un buen equilibrio es importante, después de todo.

— Pero, al final, ¡Todo son proteínas!

— Y, para el resto, están los suplementos. Morder suplementos en vez de mascar chicle mientras juego me ayuda a pasar las largas noches – Saito le mostró a Akane un orgulloso pulgar hacia arriba.

— Eres simplemente… – Akane se hundió en el suelo, con ambas manos en la superficie bajo ella.

Había vuelto a su deteriorado estilo de vida habitual. O, en realidad, podría ser peor esta vez. Y todo porque ella se fue. Puede que sea un genio, pero no tiene ni idea de cómo llevar una vida equilibrada en casa.

— Aunque… esto es mucho mejor que cualquier proteína o la comida de la cafetería.

— ¿De verdad…?

— Sí. Realmente me encanta tu comida, Akane.

        • …¡!

Al encontrarse con la alegre sonrisa de Saito, Akane pensó que su corazón podría detenerse en ese mismo instante.

—— Incluso Eso no es justo, tonto.

Escuchar eso sólo la hizo arrepentirse aún más de haberlo dejado.

☆☆☆

— Y así, siento que Saito está viviendo como un cavernícola por allí. Si se le deja a su suerte, puede que muera en algún momento. Sólo quiero que viva normalmente. Es demasiado listo para su propio bien, así que debería ser capaz de cuidar de sí mismo. ¿Qué está haciendo?  – Akane enterró la cara en un peluche mientras murmuraba para sí misma en el salón de su familia.

La única persona del público, Maho, apoyaba la parte superior de su cuerpo en la mesa.

        • Onee-chan…

— ¿Sí?

— Si estás tan preocupada por él, ¿no puedes volver?

        • ¡Y-Yo… no estoy preocupada! ¡Sólo me quejo de su estilo de vida!

— Pero has estado hablando de eso durante las últimas dos horas. ¡Estoy cansada! – Maho dejó escapar un adorable bostezo.

— ¡Estoy así de disgustada, ¿¡entendido!? Me fui de esa casa después de haberme decidido, ¡Así que no puedo volver!

— Entonces al menos hazle la comida, ¿no? Serás una gran ama de casa.

— ¡Estoy harta de ser ama de casa! ¡Sólo somos compañeros de clase normales!

Akane se sintió triste sólo de decir eso. Sin ese matrimonio forzado, Saito y Akane nunca se habrían acercado tanto. Sólo habrían quedado como compañeros de clase y se habrían despedido tras la graduación. Akane puso su puño delante de su boca.

—  Pero, realmente es peligroso… Debería asegurarme de que recibe una nutrición adecuada. ¿Quizá podría darle comida mientras duerme…?

— ¡Eso es aún más peligroso! ¡Se va a morir!

— Oh sí, se le atascará en la garganta. Entonces, tal vez, podría ponerla en una jeringa y luego administrársela tarde en la noche…

— ¿¡De verdad puedes poner comida en una jeringa!? ¡Eso también es bastante peligroso! ¡No eres mejor que una asesina!

Sin embargo, Akane sonrió débilmente.

— Soy buena en eso.

— Eso ha sonado muy bien, pero, ¡Contrólate! Te atraparán y te encerrarán de por vida. Y entonces, ¡Nunca podrás volver a ver a Onii-chan!

— Entonces, ¿qué otra cosa se supone que debo hacer…? – Akane hundió la cabeza en el peluche, llorando.

La costura empezó a aparecer por la boca del juguete.

— Las emociones de Onee-chan son inestables… Tengo que hacer algo… ¡Ah, ya sé! – Parece que a Maho se le ocurrió algo mientras saltaba de la silla

— ¿Qué pasa?

— ¡Si tú no puedes ir, entonces iré yo! ¡Veré si está muerto, vivo o es un zombi!

— ¡No creo que esté muerto todavía, ¿¡sabes!?

Parecía estar bastante bien a juzgar por el incidente de hoy, y la nutrición del almuerzo debería mantenerlo vivo por un tiempo.

— Nunca se sabe, ¿verdad? A lo mejor leyó demasiadas revistas porno y se murió.

— ¿¡Puedes morir de eso!? – Akane estaba totalmente desconcertada.

— ¡Puede que no lo sepas, pero eso da miedo! Y si lo dejas solo…

— Conociéndolo… podría ser posible.

— ¿Verdad?, ¿verdad? Entonces, ¡Seré tu espía y me infiltraré en su base! ¡No tienes que preocuparte de nada! – Dijo Maho y le mostró a Akane una “V” con los dedos.

☆☆☆
Saito se despertó en el salón, sólo para encontrar a Maho justo encima de su cara.

— ¡Buenos Diassssss, Onii-chan! – Ella le pinchó la mejilla con el dedo mientras le susurraba seductoramente.

Había apretado todo su cuerpo contra él, y su larga cabellera lo enredaba como una telaraña.

— ¿¡Gaaaaaaaaaaah!?

— ¿¡Waaaaaaaaaaah!?

Por reflejo, Saito empujó a Maho, que cayó sobre la alfombra.

— Cómo has podido, Onii-chan… Sólo quería darte los buenos días… – Maho se puso la mano delante de la boca, fingiendo llorar.

Por alguna razón, parte de la blusa de su uniforme estaba abierta, dejando al descubierto sus hombros.

— ¿¡Por qué estás aquí!? ¿¡Cómo has entrado!?

— ¡He volado la puerta! Oopsie.

— ¿¡En serio!?

— ¡Claro que no! ¡Tonto Onii-chan! ¡Simplón! – Maho se rio con toda su alma.

— ¡Tú…! – Saito podía sentir sus músculos tensarse de ira.

Puede que fuera un genio imperfecto, en lo más alto de la escuela, pero que una chica así le llamara idiota era demasiado para él.

— Ah, ¿estás enfadado? ¿Estás enfadado ahora, Onii-chan? – Maho se acercó y miró a Saito a los ojos.

Prefirió no dejarse llevar por su extraño ritmo, así que se recogió el flequillo y respondió de forma elegante y fría.

— Yo no me enfadaría por un insecto, ¿sabes?

— ¡Claro! – Maho agarró entonces la mano de Saito y se la llevó al pecho.

— ¿¡Qué estás haciendo!? – Saito se asustó y apartó la mano.

— ¿Oh? ¡Oni-chan, tienes la cara muy roja! ¿Así que eres un pervertido que se excita tocándole las tetas a un insecto?

— ¡Los insectos no tienen tetas!

— ¡Waaah! ¡Pervertido! ¡No digas “tetas” delante de una chica!

— ¡Como quieras! ¡Vete a casa de una vez!

— ¡No va a pasar! ¡Estoy en medio de una importante misión aquí! – Maho huyó de Saito riendo, mientras destruía la torre de juegos y libros.

Ella era verdaderamente invencible. Como a Saito le preocupaba que pudiera romper su televisor o su consola, renunció a perseguirla. Dicho esto, la suave sensación permaneció en la palma de su mano.

— ¿Y qué clase de misión es esa?

— ¡Ese es… el secreto de una chica! – Maho se puso el dedo índice en el labio y le guiñó un ojo a Saito.

Era increíblemente enfadoso, pero también lindo al mismo tiempo.

—  Muy bien, vete – Dijo Saito mientras le apuntaba con la manguera del extintor.

Presa del pánico, Maho se escondió detrás del sofá.

— ¡Es broma, es broma! Sólo pensaba que podría prepararte algo de comida.

— ¿Qué…? ¿Por qué razón…?

— ¡Por el bien de Onee-chan! Está preocupada de que puedas morir de desnutrición, ¡Así que decidí hacerte un chequeo!

— ¿Akane está…? – Saito estaba desconcertado.

¿Por qué iba a estar Akane preocupada por él? ¿No se había ido de casa porque se había enamorado de alguien? Al mismo tiempo que estos pensamientos recorrían la mente de Saito, Maho miró alrededor del salón y se cruzó de brazos.

— Sabía que sería malo, pero esto es peor de lo que esperaba. Es como un basurero. ¿Así que eres el tipo de hombre que no puede hacer nada por sí mismo?

— ¡No soy… tan inútil…!

— ¡Muy bien, déjame esto a mí! ¡Me aseguraré de que comas algo apropiado! ¡Sólo siéntate ahí y respira!

— ¿¡Respiraría de cualquier manera!? Además, no necesito tu comida. Ya tengo mis proteínas…

— Sí, sí. Olvídate de esos polvos blancos y espera. Si no, le diré a la policía que me secuestraste y te metiste a la fuerza.

— Ugh… – Saito apretó los dientes.

Conociéndola, ella realmente haría eso. O, mejor dicho, ya había sacado su smartphone y había marcado al 1-1. Y una vez que salía un informe, el hombre siempre estaba en desventaja [11]. Maho se dirigió entonces a la cocina y sacó algunas verduras y carne de una bolsa de plástico.

— ¿Has ido a comprar?

— Onee-chan dijo que probablemente sólo tendrías proteínas de todos modos.

— Bueno, no se equivoca…

Ser tan predecible hizo que Saito se sintiera frustrado.

— ¿Qué te gustaría comer? ¿algo italiano? ¿algo francés?

— Me gusta la carne, así que-.

— Bueno, me apetece comer curri [12], ¡Así que será eso!

— ¿¡Entonces por qué me preguntaste antes!? – Saito sólo pudo suspirar ante la actitud de Maho.

Entonces empezó a cortar las verduras mientras canturreaba para sí misma, vertiendo un poco de agua en una olla. Añadió la carne que había cortado, poniendo la salsa de curri después de asegurarse de que estaba bien hervida. Al mismo tiempo, la olla arrocera empezó a hacer ruido.

— ¿No es demasiado rápida para cocer el arroz?

— En realidad, ¡Lo preparé casi todo mientras aún dormías!

— Sí que trabajas rápido…

Y, al mismo tiempo, no se molestó en pedirle permiso a Saito. Estaba decidida a cocinar la comida, sin importarle su respuesta. Esta actitud enérgica le recordaba a Saito a su abuelo. Muy pronto, Maho terminó su trabajo y la mesa se llenó de comida. Curri de ternera, ensalada francesa [13], minestrone [14]… sólo tardó unos veinte minutos. En términos de velocidad, Maho era incluso más rápida que Akane. Contrariamente a su tono alegre y sus acciones, ella parecía ser del tipo minucioso.

— ¿Tú… sabes cocinar?

— ¡Por supuesto! ¡Puedo hacer de todo! ¡Soy una genio! En mi diccionario, ¡la palabra imposible no existe!

— Tiene sentido. Seguro que tu diccionario sólo tiene dos páginas.

— ¡Eh! Tiene al menos cinco páginas, ¡Que lo sepas!

— ¿Sólo cinco…?

— Bueno, normalmente no tengo ganas de cocinar. Además, las cocinas de Onee-chan o de mamá son mejores que la mía – Maho le sacó la lengua.

Saito alcanzó una cuchara y recogió un poco del curri y el arroz. El delicioso olor no hizo más que aumentar su hambre. El estímulo del picante y los ingredientes calientes le calentaron el estómago. Las patatas humeantes y las zanahorias dulces tampoco podían olvidarse. La carne era fácil de masticar, pero tenía consistencia, mientras un delicioso sabor llenaba su boca. No era que Saito dudara de la habilidad culinaria de Maho, pero este era el sabor aliviador de una comida familiar. Poder disfrutar de este tipo de plato en su casa le llenaba el pecho de algo nostálgico. Tampoco era nada desagradable. En cambio, era cálido y reconfortante. De acuerdo, las proteínas no estaban tan mal, pero…

— ¿Está bueno? – Maho apoyó la cabeza en las palmas de sus manos.

Sus ojos, ligeramente entrecerrados, mostraban emociones cálidas.

— … Sí, está muy bueno.

— Me alegra oírlo – ella sonrió suavemente.

Como era casi la misma expresión que la de Akane, Saito sintió que su corazón latía más rápido. Es como si Akane estuviera allí mismo, velando por él.

— Ustedes dos realmente son hermanas… – Saito murmuró.

— ¿Hm? ¿Qué ha sido eso? – Maho estaba confusa.

— Nada de nada.

De repente, Saito se sintió avergonzado y volvió a concentrarse en la comida. Rellenó sus mejillas con el curri.

— Oh vamos, no me creo eso. Pensabas que Onee-chan y yo nos parecíamos, ¿verdad? ¿por nuestra belleza? ¿o por nuestra absoluta ternura? ¿por estas proporciones perfectas que hacen que el mundo gire?

        • Esa es una confianza alocada.

Dicho esto, ella también tenía la apariencia para ser así de confiada.

— Vamos, dímelo. Por favor, Onii-chan – Maho empujó su cuerpo hacia Saito, inclinándose sobre la mesa, lo que hizo que Saito se asustara.

— Deja de hacer eso. Es peligroso. Cómete ya tu parte.

— Okaaay – Se metió la cuchara de Saito en la boca.

Sin posibilidad de evadirla, todo el arroz con curri que había encima desapareció dentro de Maho. Ella entonces lamió sus labios y limpió su mejilla.

— Hm… ¡Ah, el sabor de la saliva de Onii-chan es simplemente el mejor!

        • ¿¡Qué eres, una especie de pervertida!?

— ¡Claro que lo soy! ¿¡Tan sólo te estás dando cuenta ahora!?

        • ¡Tenía un presentimiento, en realidad!

— ¿¡Verdad!?

Por alguna razón, Maho estaba bastante satisfecha con eso. Cuando terminaron de comer, Saito llevó los platos a la cocina y empezó a lavarlos en el fregadero. Incluso haciendo sólo eso, Saito se sentía extrañamente nostálgico. La vajilla de plata colmaba el fregadero, lleno de agua. Pero a diferencia de Akane, que le ayudaba, Maho se quedaba sentada a la mesa, observándole. La forma en que se inclinaba constantemente con su silla hacía temer a Saito que se cayera en cualquier momento.

— Sabes, no estás hecho para vivir solo, Onii-chan. Probablemente deberías reconciliarte con Onee-chan pronto.

— No me peleé con Akane. Se levantó de repente y se fue. Supongo que se había cansado de vivir conmigo.

No fue una gran sorpresa para él. Los primeros amigos que hizo en la escuela primaria acabaron por dejarlo atrás. Lo mismo ocurrió en la escuela media, así como en la secundaria. Incluso… sus padres lo hicieron.

— Sin embargo, no creo que ese sea el caso.

— No puedo culparla por agotar su paciencia. Ya sabes lo desagradable que es mi personalidad.

— ¡Eso no es verdad! ¡En realidad me gusta eso de ti, Onii-chan!

        • … ¡!

Maho acercó su cara a Saito. Casi se cae de la silla gracias a eso, así que Saito tuvo que atraparla. Como eran hermanas, desprendía el mismo olor que Akane. Su cuerpo delgado y suave respiraba débilmente en sus brazos. La forma en que miraba a Saito era igual a la de Akane. Rara vez, Maho parecía enfadada, mientras dirigía sus palabras a Saito como la punta de una espada.

— Quiero estar contigo. No, puedo decirlo así. No es ninguna lógica, es mi instinto. Me gusta tu olor, tu voz y la sensación que siento cuando me tocas.

— ¿Qué estás…?

Como ella siempre estaba bromeando, Saito no sabía cómo reaccionar al encontrarse con un tono serio. De repente, toda la habitación se llenó de una atmósfera húmeda que hacía difícil respirar.

— Y, estoy segura de que Onee-chan siente lo mismo. Llevamos juntas desde que éramos pequeñas, así que me doy cuenta. Ella… te necesita.

— Sí, no me lo creo – Saito se echó a reír.

Terminó de fregar los platos y se secó las manos con la ropa, sentándose en el sofá. Maho apareció frente a él, haciéndole una pregunta seria.

— ¿Estás mejor sin ella?

— Lo que yo sienta no importa.

— ¡Pero es así! Si no decides con tus sentimientos, ¿¡de qué otra forma puedes tomar esa decisión!?

— Puedo calcularla racionalmente.

—Pero eso no es lo que hace un humano. Puedes intentar ignorar tus sentimientos, pero no puedes matarlos. Sólo te matas a ti mismo. Así que, dime, ¿¡realmente no necesitas a Onee-chan!?

— … – Saito apretó los dientes.

— ¡Lo ves! ¡Puedo decir que a ti también te duele! Nunca sabes cuándo será tu último día, ¡Así que tienes que luchar por lo que realmente quieres! –  Maho agarró a Saito por el cuello y le sacudió.

—— ¿Lo que realmente quiero?

La confusión invadió a Saito. ¿Había algo que realmente quisiera? No, probablemente no. Tenía un sueño, pero, aparte de eso, no había nada. Aunque la gente se fuera de su lado, no los perseguiría. Incluso si una de sus pertenencias se rompía, podía simplemente comprar una nueva. Tampoco compraba nunca bienes limitados. Saito nunca se sentía apegado a nada. Todo podía reemplazarse y reutilizarse, como si pudiera cambiar las piezas en cualquier momento [15]. Eso es lo que debería haber sido. Y, sin embargo, ¿por qué se sentía tan anheloso ahora que Akane se había ido? ¿por qué estaba tan desesperado por verla? Al encontrarse con Maho, que desprendía el mismo olor que Akane, estos sentimientos no hicieron más que aumentar. No saber sería mucho más fácil, y, sin embargo, no podía apartar la mirada.

— … Por favor, detente.

— ¿Eh? – Maho parpadeó a Saito confundida.

— No quiero usar mi cabeza… en todas esas tonterías sin sentido. No es más que un desperdicio.

— Onii-chan… – Maho miró a Saito con ojos entristecidos.

Parecía un cachorro que había sido arrojado a la lluvia. Aunque Saito no podía hacer que ella mostrara tal mirada; de una chica más joven que él.

— Está bien, lo entiendo – suspiró Maho.

Sacudió la cabeza y se sentó en el regazo de Saito.

— ¡Sólo por hoy, puedes pensar en mí como Onee-chan! ¿A qué jugamos? ¿a algún juego? ¿vemos películas? También podemos hacer todo tipo de cosas lascivas.

— ¡No necesito nada de eso!

— Oh cielos, ¿estás intentando hacerte el estoico [16] otra vez? Sé que quieres asaltarme aquí y ahora – Maho se rio mientras miraba a Saito.

☆☆☆

A pesar de ser tarde, Maho aún no estaba en casa. ¿Qué hacía en casa de Saito? Akane le había dado una llave de la casa que aún conservaba, pero ¿había conseguido entrar? ¿Y si Saito se salía con la suya? Akane caminaba inquieta por el interior del salón cuando recibió una llamada. En su pantalla aparecía el nombre de su hermana pequeña.

— ¡Maho! ¿¡Cómo ha ido!? – Akane contestó inmediatamente a la llamada.

— {¡No soy Maho, je je!}.

Una voz salió del altavoz del teléfono.

—¿¡No lo eres!?

— {Soy aquella con el nombre en clave M.A.H.O., me he colado con éxito en la fortaleza enemiga}.

— … Ah, con eso vas. Muy bien, M.A.H.O. Solicito un informe.

Dado que Maho se embarcó en una peligrosa misión, Akane supuso que lo justo sería seguirle el juego.

— {Bueno, hice la cena para Onii-chan, hice que se la comiera, jugué a un shooter [17], jugué a un juego de lucha, jugué a las cartas, jugué con pompas de jabón, ¡E incluso hice unos pequeños fuegos artificiales!}.

— Realmente jugaste mucho, ¿eh?

Maho sonaba satisfecha, lo que puso a Akane tan celosa que se mordió las uñas. Ella misma quería hacer lo mismo con Saito.

— {La casa de Onii-chan es un caos. Casi como una especie de jungla. Con enredaderas crecientes y grandes insectos}.

— Eso tiene que ser mentira, ¿¡verdad!?

— {¡Es la verdad! Pero cuando un dinosaurio salió de la cueva, lo derribamos juntos. ¡Eso nos hizo ganar 5k puntos! ¿No es increíble?}.

— ¿No estás mezclando los juegos con la realidad?

— {¡Probablemente! Pero sabes, ¡Creo que Onii-chan se siente muy solo sin ti!}.

— ¿O-Oh…?

Akane sabía que su voz estaba temblando. Trató de mantener su voz bajo control para no parecer patética ante su hermana pequeña, pero, sus sentimientos eran probablemente demasiado obvios.

—{Para ser honesta, parecía que habría estado bien si yo te sustituía. Lamió la cuchara que utilicé y me olió el cabello mientras me sentaba en su regazo}.

— ¿¡Qué!? Eso también es mentira, ¿no es verdad? ¡Tiene que serlo!

— {Bueno, excepto uno}.

— ¿¡Cuál!?

— {La, la, la, la}.

— ¡No trates de ocultarlo tarareando! Seamos sinceras la una con la otra, ¿De acuerdo?

Akane pidió más información, pero Maho se limitó a seguir riendo.

— {De todas formas, ¡Creo que aún tienes una oportunidad, Onee-chan!}.

—¿Lo crees…?

— {Sólo sé un poco más proactiva. Sé que todo saldrá bien}.

Oír eso de Maho llenó de valor a Akane. A pesar de haber nacido con un cuerpo tan frágil, la energía sin límites de Maho siempre curaba a Akane cuando se sentía mal.

—Gracias, Maho. Eres una gran hermana.

— {Hee hee, ¿verdad? Yo cuidaré de Onii-chan, ¡Así que no te preocupes por nada!}.

— Sí, por favor.

Akane estaba agradecida por tener una hermanita tan confiable. Tal vez sería buena idea hablar con Saito al día siguiente. Ya que su propia hermana estaba haciendo todo lo posible, Akane no podía quedarse de brazos cruzados.

— {Oh, creo que Onii-chan se está bañando ahora. Así que le ayudaré en tu lugar}.

Akane escuchó a Maho corriendo por el piso.

— ¿¡Maho!? ¿¡Nunca he hecho eso yo misma!?

— {¡Oni-chan! ¡Déjame lavarte todo el cuerpo!}.

— ¡Alto ahí, MAHO!

Sin embargo, la orden de Akane no llegó a su espía, ya que la llamada telefónica terminó.

☆☆☆

— Ah…

Saito y Akane se toparon en la entrada principal de la escuela, congelados por la confusión. Los otros estudiantes que acababan de llegar a la escuela se saludaban entre sí, creando un ambiente ruidoso. A pesar de que Akane siempre lucía perfecta cuando se trataba de su cabello o uniforme, ahora tenía una pierna levantada, en medio de ponerse una zapatilla. Sin embargo, se quedó quieta como una estatua. Un largo silencio corrió entre los dos.

—— Que incómodo

Un sudor frío recorrió la espalda de Saito. Anoche, cuando Maho invadió su casa, dijo que Akane en realidad no lo odiaba. Él no sabía si eso era cierto, pero quería hablar con ella. Pero no sabía qué decir. Akane parecía asustada de siquiera hacer un sonido, mientras se ponía rápidamente sus zapatillas, intentando alejarse. Pero Saito entró en pánico y trató de detenerla.

— H-Hay un buen clima, ¿eh?

Era el inicio de conversación más básico conocido por el hombre. A pesar de usar su cerebro de genio, esto fue lo mejor que se le ocurrió. Quería morirse. Seguramente, Akane sólo estaba molesta, a punto de mirarlo como si fuera un pedazo de basura a un lado de la carretera. Eso era lo que él pensaba, al menos, pero-.

— ¡G-G-Genial clima estamos teniendo hoy, sí! – Akane giró a velocidades demenciales para acercarse a Saito.

—— ¿Por qué se aferró a eso?

Saito estaba realmente desconcertado por esa reacción. ¿Qué había en ese saludo que la hizo volver corriendo? Era un misterio. Dicho esto, a Saito no le importaba cómo había tenido esta oportunidad de hablar con Akane. Tenía que aprovecharla al máximo.

— …

— …

Más, sin embargo, se produjo otro largo silencio. Saito no podía pensar en qué decir. Le gustaría al menos hablar de algo emocionante o divertido, pero no quería estropear su estado de ánimo, así que elegir un tema era difícil. Akane parecía igual de tensa, mirando a Saito. Abría y cerraba la palma de sus manos, tratando de mantenerse ocupada.

— ¡U-Um…!

Finalmente, Akane aparentemente se había decidido, ya que abrió la boca.

—— ¿¡Oh!? ¿¡Qué pasa!? ¿¡Así que quiere hablar conmigo!? De acuerdo, sea lo que sea, ¡Encontraré la mejor respuesta posible!

Saito se preparó. Poseyendo conocimientos de todo el mundo, confiaba en poder responder a cualquier afirmación o pregunta.

— E-En realidad, no importa – dijo Akane y miró al suelo.

—— ¡Oh, vamos! ¡Eso no es justo, Akane!

Saito sintió que toda la energía abandonaba su cuerpo. Con más estudiantes a su alrededor, los dos estaban claramente en el camino. Sin embargo, ninguno de los dos se movió ni un centímetro. Parecía que el que se moviera primero perdería.

—— ¡Lo que sea está bien, sólo necesito una entrada para mantener la conversación!

Sintiéndose presionado, Saito bajó el obstáculo.

— Entonces… ¿Te va bien?

— B-Bueno, algo así. ¿Y a ti…?

— Nada mal.

— Ya veo…

— Ja, ja…

— Je, je…

Los dos compartieron una tensa sonrisa.

—— ¿¡Qué es esto, una entrevista de matrimonio!? ¿¡Pero con alguien con quien realmente no sientes la chispa!?

Replicó Saito en su mente. En realidad, los dos se habían saltado por completo la parte de una entrevista matrimonial. Aunque, para empezar, no tenían otra opción, y era cuestionable si se podía llamar a algo anterior, entrevista matrimonial.

—— ¿Por qué no podemos hablar normalmente?

Saito suspiró. No hace mucho, cada vez que Akane buscaba otra pelea, él podía devolverle el fuego sin ningún remordimiento. Así intercambiaban la mayoría de sus palabras a diario. En aquel entonces, lo encontraba agravante y frustrante, y, sin embargo, estaba celoso de no poder volver a esa época. Aunque siguieran peleándose, seguía siendo una forma de mantener una conversación. Porque entonces, Akane sentiría algo, y empezaría a comprender los sentimientos de Saito. Así era como profundizaban su comprensión mutua. Sin embargo, ahora, Akane parecía evitar cualquier conflicto, lo que hacía imposible que Saito hablara con ella. A diferencia de cuando aún estaban obligados a vivir juntos, ahora si él enfadaba a Akane, ella se marcharía. Ese era el tipo de relación vaga que tenían ahora.

— ¡Buenos días, Akane!

Himari entró por la puerta principal.

— Ah, m-m- buenos días…

Como si todas las ataduras que la encadenaban se hubieran soltado, Akane miró a Himari. Liberado de esta atmósfera rígida, Saito por fin podía respirar de nuevo. Mientras tanto, Himari estaba simplemente confundida.

— ¿Hm? ¿qué es lo que pasa? ¿por qué se estaban mirando el uno al otro? No deberían pelearse.

— Nosotros… no estábamos peleando – murmuró Akane en tono triste.

— Entonces, ¿qué estaban haciendo?

— ¡Nada de nada! ¡Sólo me encontré con Saito!

— ¿De verdad? ¡El aire que los rodea me dice lo contrario! – Himari miró las caras de ambos.

— ¡Estoy bien, vámonos! – Akane tiró de la mano de Himari y se alejó.

En su camino, se dio la vuelta para mirar a Saito, pero mantuvo la boca cerrada y se alejó. Ahora, Saito había perdido completamente su oportunidad. Una vez que Akane entrara en clase, sería imposible hablar con ella. Parecería antinatural, y podría hacerla sentir mal. El obstáculo era demasiado alto. Así que, al final, Saito sólo pudo mirar a las dos chicas alejarse, mientras se quedaban una al lado de la otra.

☆☆☆

Sonó el timbre que indicaba el final de la jornada escolar. Los compañeros salieron corriendo de las aulas. Agarrado por Shisei, Saito desapareció en el pasillo. Akane observaba su espalda, frustrada, mientras se dejaba caer sobre su pupitre.

—— Ni siquiera pude hablar bien con él

A pesar de que Saito dio el primer paso para hablar con ella. Esta era su oportunidad de intentar arreglar lo que se había roto. Pero estaba preocupada. Asustada de que, si decía algo equivocado, podría enfadarlo… o peor, hacer que la odiase. Por eso no se atrevía a decir nada. A pesar de que no tenía ningún problema en hablar con él cuando no sabía de sus sentimientos. Pero como lo amaba, tenía miedo de acercarse a él.

— … Akane, ¿estás bien? – Himari le preguntó, sonando evidentemente preocupada.

— Estoy bien. Sólo que… empecé a odiarme un poco por lo incompetente que soy.

— Esto es… sobre Saito-kun, ¿verdad?

— Sí. Me di cuenta una vez más que sólo terminamos así de unidos debido a nuestros abuelos.

Era un matrimonio forzado, pero, sin eso que los presionara, Akane ni siquiera sabía cómo acercarse a él. Himari juntó las manos, mostrando una sonrisa preocupada.

— ¿Por qué no intentas hablar con él normalmente? ¿tal vez hablar de su libro o juego favorito? Tú deberías saberlo, ¿no? ¿por qué no empezar con eso?

— Si fuera tan fácil, no estaría luchando así. A diferencia de ti, yo no sé llevarme bien con la gente…

Después de todo, su única amiga era Himari. ¿Cómo podía acercarse a Saito, un chico, como si nada? Había perdido la ventaja de vivir con él, así que intentar arreglar su relación era un juego perdido. Akane mostro una sonrisa de resignación.

— Sabes, está bien. Renunciaré al amor y a casarme. Me graduaré y viviré con gatos. Cien… no, un millón de ellos. Dejaré Japón y construiré mi propio reino gatuno.

— ¿¡Akane!? ¡Contrólate! ¡Son demasiados gatos!

— Puedo lograrlo. Sólo tengo que construir una granja autosustentable con cola de zorro verde… [18]

— No creo que los gatos coman cola de zorro verde.

— Entonces me la comeré yo.

— ¿Y qué sentido tiene eso…?

— Si como lo suficiente, me convertiré en cola de zorro y estaré rodeada de gatos para siempre. Gatos para mis manos, gatos para mis piernas.

— ¿¡Cuál es tu objetivo con todo esto!? ¿¡Estás realmente bien!? – Himari puso su palma en la frente de Akane.

Luego la comparó con su propia temperatura. Akane agradeció que Himari se preocupara por ella, pero no estaba enferma ni nada por el estilo.

— Lo siento, todo esto es mi culpa… – Himari juntó las manos frente a su pecho.

— Como he dicho, no lo es. Simplemente perdí una vez que volvimos a la línea de salida. Simple y llanamente.

— … No creo que hayas perdido en absoluto – murmuró Himari.

— ¿Eh?

— N-Nada. De todas formas, tienes mucho tiempo libre, ¿no?

— ¿Por qué asumes eso…?

¿Y por qué Maho suponía lo mismo? Por supuesto, sus padres se ocupaban de la mayor parte de las tareas domésticas, así que ella se limitaba a estudiar todos los días.

— La cafetería en la que trabajo busca empleados a tiempo parcial. La chica con la que suelo trabajar mis turnos, dijo que estaba enferma. ¿Quieres intentarlo?

— Me lo pregunto… nunca he trabajado a tiempo parcial en ningún sitio…

— Seguro que puedes. Eres una buena cocinera, ¿no es verdad?

Sin embargo, Akane aún no parecía muy segura de sí misma.

— Pero… ¿Y si le rompo la cabeza a un cliente con una botella de cerveza porque me molesta…?

        • ¿¡Quizás no hagas eso!?

— Bien, haré lo que pueda.

— ¡Síp, síp! ¡Eres una buena chica, después de todo!

— Haré todo lo posible para romperles todos los huesos del cuerpo y no sólo la cabeza.

— ¡No te estás conteniendo en absoluto! ¡Tú desdén hacia la gente que sólo se queja está a la vista!

— Lo que va a estar a la vista van a ser sus cerebros.

— ¿¡No!? De acuerdo, ¡Yo me encargaré de todos los clientes problemáticos! Te quedarás en la cocina.

— Entonces… supongo que sí.

Puede que Akane no fuera muy buena tratando con la gente, pero esto era algo que incluso ella debería ser capaz de manejar.

— Gracias, Himari.

— ¿Eh? ¿Por qué?

— Me invitaste para que me animara, ¿verdad?

— S-Sí… Bueno, no me gustaría que estuvieras triste por lo que dije. Puede que seas mi rival en el amor, pero aún más que eso, eres mi mejor amiga.

— Himari…

Una pasión y un amor sin límites entraron en el corazón de Akane. Himari tenía toda la razón. Su amistad no era algo tan frágil que se rompiera por un interés amoroso compartido. Llevaban juntas desde la escuela primaria, apoyándose mutuamente. Se apreciaban mucho más de lo que Saito podría esperar. Y, por eso, Akane no podía desperdiciar esas buenas intenciones.

— Lo intentaré, entonces. Sólo dime cómo funciona.

— ¡Por supuesto! ¡Déjame todo eso a mí!

Akane juntó sus manos y sonrió.

☆☆☆

Himari se acercó de un salto al mostrador de la cafetería, con un papel con los pedidos en la mano.

— ¡Necesito otras diez raciones de paella de marisco [19] con trocitos de filete y sopa!

— ¿¡Diez!? ¡Ni siquiera he terminado el pedido anterior!

Akane corría de un lado a otro desesperadamente con el sartén mientras intentaba atender todos los pedidos. Ella era demasiado ingenua y pensó que un café sería bastante tranquilo en términos de “hora pico”, pero, sin embargo, el lugar estaba lleno hoy.

— ¡Es porque su menú es demasiado popular! Además, ¡Quiero filete con mucho ajo para cinco personas!

— ¡Solo dales rebanadas de bonito seco! – Akane gritó aterrorizada.

Era bastante peculiar cuando se trataba de cocinar y todo lo relacionado con ello, así que hacer la comida concentrada en el tiempo le resultaba difícil. A diferencia de ella, Maho se adaptaba mucho mejor, así que lo haría bien. Mientras tanto, una oficinista sentada en el mostrador se echó a reír.

— Tu cocina es así de deliciosa, Akane-chan. Ahora que he experimentado este sabor, ya no puedo ir a otro restaurante.

— E-Es demasiado amable… – Akane no sabía cómo responder.

— Es la verdad. Toda tu comida está llena de amor. Apuesto a que siempre estás cocinando para tu novio.

— Yo no… tengo novio.

Por supuesto, todos estos platos se le ocurrieron hacerlos para Saito. Como el dueño quería un plato nuevo para el menú, ella lo sugirió, y cuando hizo una versión de prueba, a todo el mundo le encantó.

— Buen trabajo trayendo una gran cocinera a nuestra casa, Himari-chan.

— Mi Akane es increíble, ¿verdad?

Una empleada e Himari chocaron los cinco. Akane se alegraba de que a todo el mundo le gustara su comida, pero aquella energía era demasiado, incluso para ella. Mientras tanto, el dueño se cruzó de brazos.

—  Ahora no tendré que preocuparme de nada y me retiraré en paz, dejándoles la cafetería a ustedes dos.

— Aunque no tengo intención de hacerme cargo.

— Yo también estoy bien…

— ¿¡Las dos!?  ¿¡No podrían al menos estar de acuerdo en el momento!?

Como Himari y Akane declinaron al mismo tiempo, el dueño empezó a llorar. Dicho esto, Akane quería ser médico en el futuro, así que no podía heredar el negocio del restaurante. La oficinista pagó entonces su cuenta y le hizo un gesto con la mano a Akane.

— Hasta mañana, Akane-chan. También estoy deseando probar tu deliciosa cocina mañana.

— Aunque mañana no tengo turno…

— Lo estoy deseando.

— Ugh… De acuerdo.

Akane no tenía fuerzas para negarse. Sintió que tanto el dueño como Himari le hacían un gesto de aprobación detrás de ella. Después de que la tormenta de clientes se calmara y cerraran el establecimiento, Akane estaba tomando un descanso en el mostrador, cuando Himari se aferró a su espalda.

— ¡Buen trabajo el de hoy, Akane! Me alegro de que a todo el mundo le haya gustado tu comida.

— … Supongo.

— ¿Eh? No estás muy contenta, ¿eh? Bueno, ¡Me siento genial de que todos apreciaran a mi mejor amiga!

— Realmente lo estoy. Es sólo que…

— ¿Sólo? – Himari ladeó la cabeza.

Akane dudó en continuar con sus palabras. Que alguien elogiara su cocina definitivamente no le sentaba nada mal. Se sentía mucho más realizada trabajando aquí que estudiando en casa. Sin embargo… la felicidad que sentía cuando Saito la elogiaba… faltaba aquí. Para hacerlo feliz, ella buscó en sus preferencias y se entrenó en todo tipo de platillos, todo para ver esa sonrisa suya. No pudo sentir la misma sensación de orgullo y logro trabajando aquí. Incluso mientras cocinaba para los clientes, no podía evitar pensar en lo bonito que sería que Saito se pasara por allí.

Siempre fue bastante arrogante y confiado, pero, al menos, cuando se trataba de su comida, admitía la derrota absoluta. Incluso decía que ya no podía vivir sin ella. Y estos días hacían que Akane se sintiera increíblemente nostálgica.

—— Me pregunto qué comerá Saito hoy

Akane comió algo de la paella sobrante mientras ese pensamiento cruzaba por su mente.

☆☆☆

Un nuevo día, y una vez más, Himari salió del aula junto con Akane. Saito observó esto y agarró su bolso de estudiante para entrar en un aula vacía cercana. Dentro de este bolso había varios artículos para disfrazarse. Una gabardina que podía llevar encima del uniforme, gafas de sol y una mascarilla. Después de escuchar sus conversaciones, parecía que Akane había empezado a trabajar a tiempo parcial en la misma cafetería que Himari. Ella podría estar tratando de ganarse algo de dinero ahora que el matrimonio fracasó, haciéndole perder la promesa de la matrícula. Saito pensó que no debería haber demasiados estudiantes alrededor, lo que le permitiría tener una conversación casual con ella.

—— En serio, yo no soy así en absoluto.

Saito refunfuñó consigo mismo mientras salía del aula. Era totalmente impensable, considerando que Saito nunca había perseguido a alguien así. Si Akane realmente quería irse de su casa por su propio deseo, entonces él debería dejarla en paz. Dejarla sola sería lo más lógico y eficiente. Sin embargo, no podía reprimir el impulso de ir tras ella.

No sabía qué le obligaba a hacerlo mientras se dirigía a la calle comercial. Los estudiantes yendo juntos a casa como si nada en el mundo importara era como veneno para sus ojos, que finalmente evitó. Al llegar a la cafetería en cuestión, Saito puso la mano en la puerta y respiró hondo. Lo que le esperaba a partir de ahora… era un campo de batalla. Si Akane descubría que era él, se daría cuenta de que había venido a verla. Y eso probablemente la asquearía. Incluso podría llamar a la policía. O, por lo menos, insultarlo con una mirada de asco en sus ojos. Y eso le daría a Saito el golpe final.

——¡No puedo dejar que vea a través de mi disfraz, pase lo que pase!

Saito se decidió y puso un pie dentro del café.

— ¿¡Bienveni-Eh!? ¿¡Saito!?

En un instante, Akane lo había descubierto.

—— ¿¡Se las arregló para discernir mi perfecto disfraz tan rápido!?

Saito estaba totalmente conmocionado. Sin embargo, si se asustaba ahora, sería lo mismo que aceptarlo. Entonces, Akane le miraría con disgusto cuando se encontraran en la escuela, tratándolo como un trapo sucio. Y así, Saito decidió hacer su papel. Rápidamente confirmó la situación dentro de la cafetería, comprobando que Himari se ocupaba de otros clientes, y Akane de cocinar en el mostrador. Así que sentarse en una mesa alejada del mostrador sería contraproducente. Saito se dirigió al mostrador y se sentó en la silla alta y redonda.

— ¡Yo… no soy Houjou Saito!

— ¡Está claro que lo eres! Incluso has usado tu apellido.

— ¿Eh? ¿Qué? No conozco a ningún Portbou Saito – Saito siguió haciéndose el tonto.

— Puedes dejar la actuación. ¿¡Creías que ese pésimo disfraz de primaria funcionaría conmigo!? – Akane tiró de la mascarilla de Saito, casi arrancándole la piel mientras lo hacía.

— ¡No es tan malo! ¡O de nivel de escuela primaria!

— ¡Entonces es de nivel de jardín de infantes! ¿¡Te vas a un parque o algo así!?

— ¿¡Perdón!? He calculado el disfraz más eficaz que no destacara de mala manera, así que esto es lo que me ha salido…

— ¡Acabas de admitir que esto es un disfraz!

— ¡Ack…!

Saito se dio cuenta de su error. Normalmente, tendría la calma suficiente para hablar y salir de este punto muerto, pero, ahora mismo, estaba completamente fuera de sí. Realmente no debería estar persiguiendo a la gente. Un sudor frío corrió por su mejilla mientras intentaba encontrar una excusa.

— ¡No tengo por qué ser ese tal Houjou Saito! Así es… ¡Soy un primer ministro de cierto país, y vine a Japón porque quería probar el menú popular de este café!

— Sin embargo, dominas perfectamente el japonés.

— Estudié en el extranjero cuando era estudiante.

— Excepto que puedo ver un uniforme de estudiante bajo ese abrigo. ¿¡Y es un uniforme de nuestra escuela, verdad!?

— Eso es… Bueno, me gusta el cosplay [20]

— ¿Oh…? ¿cosplay…? – La mirada de Akane era fría como el hielo.

— Así es… Soy un primer ministro al que le gusta el cosplay de estudiantes de instituto – Saito se mantuvo firme a pesar de saber que se estaba poniendo un poco ridículo.

Dicho esto, no podía echarse atrás ahora. Mientras tanto, Akane suspiró, apoyó las manos en el mostrador y continuó.

— Bien, lo entiendo. Entonces, primer ministro, ¿qué va a querer hoy?

Saito mantuvo su actuación y puso orden.

— Buena pregunta. Cualquier cosa con proteínas, si es posible…

— Deberías comer arroz cocido, ¡Así que te lo prepararé!

— ¿¡No escuchas los pedidos de tus clientes!?

Desde que Akane actuó como Maho, Saito fue golpeado con un gran déjà vu [21]. Sin importarle la confusión de los otros clientes, Akane empezó a poner la sartén en el fuego, cortando verduras. Luego añadió algunas rodajas de carne mientras tarareaba, moviendo los hombros al ritmo.

—— ¿¡Está… intentando acabar conmigo por seguirla!?

Saito sintió una sensación de peligro. No podía adivinar la razón por la que ella estaba de tan buen humor. Por otra parte, el vino aquí para que lo mataran, más o menos. Sin embargo, sintió nostalgia al ver a Akane de pie en la cocina. Es como solían ser las cosas hace sólo unos días. Verla le llenaba. Luego puso todo el contenido de la sartén en un plato y se lo empujó a Saito.

— ¡Aquí tienes! ¡Ñame japonés [22], quimbombó [23], nattō [24], algas, ajo, sésamo, hígado salado, hongo shiitake [25], ciruelas, anguila, arroz cocido!

— ¡Eso suena como si hubieras metido todas las cosas de tu nevera ahí dentro! ¿¡Quieres que me coma las sobras!?

— Lo llené de valiosos nutrientes porque claramente los necesitas.

— Aun así, tiene que haber algún nivel de coincidencia, ¿¡no crees!?

— No quiero escuchar eso de la persona que sólo bebe jugos de proteínas o verduras. Cómetelo de una vez – Dijo Akane, preparando la sartén como un bate.

Saito se dio cuenta de que compartiría un apasionado beso con la sartén si no comía ya. Mientras tanto, Himari observaba todo esto desde la distancia. No estaba segura de si debía intervenir o no. Saito deseaba que ella lo ayudara.

— — Maldita sea ¡No puedo causar problemas en su trabajo a tiempo parcial!

Saito se preparó y puso un poco del arroz cocido en una cuchara. Se metió en la boca todo lo que pudo para acabar de una vez.

— … ¿¡Hm!? Esto, realmente… ¡Sabe muy bien! – Los ojos de Saito se abrieron de golpe.

Aunque los ingredientes estaban por todas partes, el sabor parecía organizado e intencionado. Cada ingrediente encajaba con el otro, creando una sabrosa mezcla que era saludable y energizante. Akane se puso la mano en la palma mientras sonreía.

— ¿Por supuesto? Nunca te daría de comer nada malo, ¿verdad?

— C-Cierto…

Ella lo hizo sonar como si fuera todo porque sabía que era Saito para quien estaba cocinando. ¿Pero era ese realmente el caso?

—— No, no podía ser.

Saito sacudió la cabeza y se deshizo de tan perversos pensamientos. Ella aún debía odiarle, y se había marchado de su casa porque se había enamorado de otra persona. Él no podía ser una existencia tan especial para ella. Así que siguió inventando excusas mientras comía el arroz. Aunque el lugar donde ella cocinaba era diferente, seguía sabiendo exactamente como lo que Akane cocinaba. Saito pensó que estaba satisfecho sólo con proteínas, pero, cuanto más comía, más hambre sentía. Mientras tanto, Akane se limitaba a observarle desde el otro lado del mostrador.

— Bueno… ¿has venido aquí a comer… mi comida?

— En realidad, no…

— Entonces… ¿has venido a verme? – Preguntó Akane con la voz a punto de desaparecer.

Saito podía sentir que algo golpeaba su corazón. Era absolutamente cierto, pero no podía admitirlo. Apegarse a la persona que lo había negado resultaría en una rápida llamada a la policía. No podía ser sincero, por mucho que quisiera.

— Claro que no. Ahora mismo estoy disfrutando de mi vida yo solo. Nunca me sentí mejor desde que te fuiste.

— … ¡! – El rostro de Akane se distorsionó en uno de dolor e incomprensión, haciendo que Saito se diera cuenta de que había ido demasiado lejos.

Sin embargo, él no podía entender por qué ella le mostraba una expresión tan dolida.

— ¡Lo mismo digo, de verdad! ¡Me he cansado de ver tu cara todos los días! ¡Vivir con mis padres es pura felicidad!

Las palabras de Akane apuñalaron a Saito justo en el pecho. Afiladas espinas rodearon su corazón, repitiendo estas palabras.

— ¡Pues yo me alegro por ti! ¡Puedo jugar todo lo que quiera! Porque estar contigo era un infierno.

Akane golpeó con las manos en el mostrador.

— ¡Esa es mi línea! Tu estilo de vida no podía ser más pésimo, y enseguida te burlas de la gente. Además, ¡Nunca entendiste mis sentimientos! ¡Eres lo peor!

— ¡Eres demasiado sensible! ¿¡Sabes cuánto me cuesta mantenerte feliz y satisfecha!?

Aunque no quería decir eso, no pudo contenerse. No quería pelear con ella, sólo quería verla sonreír. Pero se sentía frustrado, molesto e incapaz de controlar sus emociones. Siempre acababa así. Siempre intentaba mantenerse racional, y, sin embargo, nunca podía mantener la calma cuando Akane estaba involucrada. Y, entonces, Akane gritó con los ojos llorosos.

— ¡Idiota! ¡Idiota Saito! ¡No vuelvas a aparecer delante de mí!

— ¡No me hables nunca más! – Saito salió furioso de la cafetería como si le hubieran dado una bofetada.


Notas del Capítulo:

[1] Svartalheimer/ ¡Nada de tocar tetas! ¡Lo digo en serio!

[2] Svartalheimer/ Un bot (aféresis de robot) es un programa informático que efectúa automáticamente tareas reiterativas mediante Internet a través de una cadena de comandos o funciones autónomas previas para asignar un rol establecido; y que posee capacidad de interacción, cambiando de estado para responder a un estímulo.

[3] Svartalheimer/ El ramen es un plato de fideos japonés heredado de la cocina china. Hasta 1951, en Japón el ramen se llamaba shina soba. Hoy en día, se utiliza chūka soba o simplemente ramen, que es uno de los términos más populares. Si bien cada región de Japón tiene su propia receta de ramen, la preparación básica consiste en distintos tipos de fideos japoneses servidos en un caldo preparado comúnmente a base de hueso de cerdo o pollo y distintas verduras, sus sabores varían entre la pasta de miso, salsa de soya o sal, contiene diferentes guarniciones como rebanadas de carne de cerdo, nori, menma y cebolleta (Imagen).

[4] Svartalheimer/ Según La Sagrada Biblia, los descendientes de Noé, como únicos seres humanos del planeta, se desplazaron hasta la llanura de Senar (Babel), todos hablaban un solo idioma, y decidieron construir una torre tan alta que llegara al cielo. Dios, al observar la edificación y la rebeldía, decide que los habitantes hablaran diferentes lenguas y así abandonaran la construcción (Imagen).

[5] Svartalheimer/ Arcadia era una región de la antigua Grecia. Con el tiempo, se ha convertido en el nombre de un país imaginario, creado y descrito por diversos poetas y artistas. En este lugar imaginado reina la felicidad, la sencillez y la paz en un ambiente idílico (Imagen).

[6] Svartalheimer/ La caseína (del latín caseus, “queso”) es una fosfoproteína (un tipo de heteroproteína) presente en la leche y en algunos de sus derivados (productos fermentados como el yogur o el queso).

[7] BCAA: conjunto de aminoácidos de cadena ramificada, que está formado por leucina, isoleucina y valina. Constituyen, aproximadamente, un tercio de la proteína muscular del músculo esquelético, una de las razones principales por las que se apoya su uso como suplemento en el deporte.

[8] Svartalheimer/ La magdalena o madalena es un pequeño bollo tradicional de Francia y España. Las magdalenas francesas tienen la forma de una concha pequeña, que se obtiene cociéndolas al horno en una placa metálica que tiene hoyos con dicha forma. Hoy en día las españolas se suelen hacer en moldes pequeños de papel rizado o también de silicona (Imagen).

[9] Svartalheimer/ El okonomiyaki (お好み焼き) es una comida japonesa que consiste en una masa con varios ingredientes cocinados a la plancha. La palabra okonomiyaki está formada por el honorífico o (お), konomi (好み gusto) y yaki (焼き cocinado a la plancha), significando “cocinado (a la plancha) a su gusto” (en referencia al cliente) (Imagen).

[10] Svartalheimer/ Un o una mousse es un postre de origen francés, cuya base es la clara de huevo montada a punto de nieve, o la crema de leche batida, los cuales le dan consistencia esponjosa. Las más conocidas son la mousse de chocolate y la mousse de frutas, aunque también gocen de mucha fama las mousses saladas como las mousses de hortalizas o de pescado (Imagen).

[11] Svartalheimer/ Una denuncia falsa es aquella en la que se imputa a otra persona unos hechos que tienen carácter delictivo y que en realidad nunca han ocurrido, a sabiendas de la falsedad de los hechos imputados, con la intención de perjudicar a una persona. Las denuncias falsas por la mal llamada “violencia de género” son denuncias que se interponen con fines espurios, como obtener beneficios en un divorcio, evitar la custodia compartida, o vengarse de la expareja.

[12] Svartalheimer/ Curri es el nombre generalmente adoptado en Occidente para describir un conjunto de platos elaborados con una mezcla de especias, más o menos picantes, desarrolladas en las cocinas asiáticas, del este y el sudeste asiático. El curri estándar japonés contiene cebollas, zanahorias, patatas y carne (Imagen).

[13] Svartalheimer/ La ensalada niçoise es una ensalada francesa que se originó en la ciudad de Niza. Es una ensalada completa y nutritiva que se compone de atún, huevo duro, judías verdes, patatas, anchoas, tomates y aceitunas negras. A menudo se sirve con una vinagreta de mostaza y se puede disfrutar como plato principal o como guarnición (Imagen).

[14] Svartalheimer/ La minestrone es una especialidad de la cocina italiana similar a una sopa elaborada con verduras de la época del año. A menudo se le añade algo de pasta o arroz. Los ingredientes más comunes son judías, cebollas, apio, zanahorias y tomates. Puede ser un plato puramente vegetariano o, por el contrario, puede contener carne o ingredientes basados en carne, como caldo de pollo, tocino y jamón, entre otros (Imagen).

[15] Svartalheimer/ Utilitarismo de preferencias: Define la utilidad en términos de satisfacción de las preferencias. Los utilitaristas de la preferencia afirman que lo correcto para hacer es aquello que produzca las mejores consecuencias, pero definiendo las mejores consecuencias en términos de satisfacción de las preferencias, ante todo.

[16] Svartalheimer/ El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en Atenas a principios del siglo III a. C. Es una filosofía de ética personal basada en su sistema lógico y sus puntos de vista sobre el mundo natural. Su doctrina filosófica estaba basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que perturban la vida, valiéndose de la valentía y la razón del carácter personal.

[17] Svartalheimer/ Los videojuegos de disparos, tiros o shooters conforman un género que engloba un amplio número de subgéneros que tienen la característica común de permitir controlar un personaje que, por norma general, dispone de un arma (mayoritariamente de fuego) que puede ser disparada a voluntad (Imagen).

[18] Cola de Zorro Verde: Reciben los nombres vulgares de Cola de plumas o Cola de zorro.

Son plantas de tallo hueco y hojas en forma de cintas que no suelen superar el metro de alto. Las flores se presentan en espigas y pueden ser blancas o de color crema y tener toques de color púrpura.

[19] Svartalheimer/ La paella, o también arroz a la paella, es una receta de cocina con base de arroz, con origen en la actual Comunidad Valenciana, hoy en día muy popular en toda España y servida en restaurantes de todo el mundo.​ En esta receta, el arroz se cocina junto a otros alimentos en una sartén, generalmente ancha y con asas. El nombre de paella hace referencia tanto a la receta o plato cocinado como al recipiente que se utiliza para su elaboración (Imagen).

[20] Svartalheimer/ El cosplay, contracción de costume play,​ es una actividad representativa, en la cual los participantes (cosplayers) usan accesorios y trajes que representan un personaje específico. Los practicantes a menudo interactúan para crear una subcultura centrada en la interpretación de roles. Entre las fuentes favoritas para esto se incluyen los personajes de comics, cine, libros, anime, manga y videojuegos (Imagen).

[21] Svartalheimer/ Déjà vu es un tipo de paramnesia (creencia delirante) del reconocimiento de alguna experiencia que se siente como si se hubiera vivido previamente. Básicamente se trata de un suceso que se siente que ya ha sido vivido.

[22] Svartalheimer/ El ñame del Japón​ o yamaimo (Dioscorea japonica) es un tipo de ñame (Dioscorea) que se utiliza para la alimentación. El Jinenjo, también llamado ñame silvestre está relacionado con la variedad de ñame japonés que se utiliza como ingrediente en la soba (Imagen).

[23] Svartalheimer/ El quimbombó, conocido también como okra, angú o gombo, es una verdura que crece como el fruto de una planta tropical, este fruto se utiliza como alimento de origen vegetal en diversas regiones del mundo. En aspecto es mi similar a un pimentón, y tiene un sabor particular que lo hace apropiado para ser consumido principalmente en guisos y sancochos (Imagen).

[24] Svartalheimer/ El nattō es una comida tradicional japonesa hecha con soja fermentada. Las semillas de soja se cuecen y luego se exponen a Bacillus subtilis natto. Este alimento fermentado destaca por el crecimiento de la bacteria que desarrolla una “baba” viscosa, y porque las semillas inoculadas por esta bacteria desprenden un fuerte olor característico (Imagen).

[25] Svartalheimer/ La seta china o shiitake (Lentinula edodes) es una seta comestible de color marrón y aroma intenso originaria de Asia Oriental. Suele encontrarse más a menudo deshidratada que fresca y se añade a sopas, revueltos y otros platos para hacerlos más sabrosos (Imagen).